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España España · Cáceres
Voto de Sinhué:
6
Drama En 1891, Gauguin (Vincent Cassel) se exilia a Tahití. Quiere encontrar su pintura, libre, salvaje, lejos de los códigos morales, políticos y estéticos de la Europa civilizada. Se adentra en la selva, haciendo frente a la soledad, la pobreza y la enfermedad. Allí conoce a Tehura (Tuheï Adams), que se convirtió en su esposa y protagonista de sus grandes pinturas. (FILMAFFINITY)
18 de febrero de 2019
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desasosiego.
El infierno del artista: la imposibilidad de encontrarse cómodo haga lo que haga.
La autocrítica como plaga de termitas devoradoras.
Sensación de ahogo, manoteos desesperados buscando aires de libertad.
La autodestrucción como lienzo estético y válvula de escape.
La incomprensión: infatigable chacal del errabundo.
Las relaciones: rémoras que dificultan el vuelo.
Las mujeres: madres u objetos, a veces deseables, en la paleta de colores.
La subsistencia: pesadísimo bagaje que resta horas al trabajo creador, el único que interesa, y es causante indirecta de la alienación.
El anonimato: cruz de tosca madera que arrastran en vida, la mayoría de los genios, y que suele convertirse en crucifijo de oro tras su muerte.

Es la radiografía que el director hace de Eugène Henri Paul Gauguin (París, 7 de junio de 1848-Atuona, Islas Marquesas, 8 de mayo de 1903), en sus dos primeros años de estancia en Tahití (1891-1893), donde conoció a Tehura su modelo y, dicen, su jovencísima amante.

Al margen de las posibles licencias de Deluc y sus guionistas; su diario, Noa Noa, tampoco es demasiado fiable, parece claro que el pintor era un volcán en constante erupción, no sabemos si por su enorme talento, las altas fiebres, los efectos de la sífilis, las sustancias espirituosas o por su desbordante capacidad de inventar; y todos sabemos que este tipo de originales individuos convierten en asuntos problemáticos, e incluso tóxicos, todo cuanto tocan: sean temas familiares, amorosos o de otra índole.

No carece de interés el retrato, aunque sea una foto de carnet, aunque esté demasiado empapado de los tics automáticos de su intérprete, el efectivo actor Vincent Cassel.
Sinhué
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