Interesante serie del creador de "El ala oeste de la Casa Blanca". Se nota que está cuidadísima hasta el detalle. No han escatimado medios en la producción, y han contratado buenos guionistas.

En realidad el tema de la serie es como muchas otras: se elige una profesión y se cuenta las alegrías y las penas de los componentes de la misma. La novedad esta vez es que la profesión elegida es la de los que trabajan en la tele. Concretamente en este caso, los de un show en directo que se trasmite los viernes noche. Como he dicho, los guiones están muy conseguidos, los diálogos son fabulosos, aunque curiosamente son más chispeantes los que ocurren fuera del plató que los del show en sí mismo, que francamente yo no vería. Otra cosa a destacar es que a los guionistas les gusta meterse en berenjenales, y se nota. En la serie se habla mucho de política y de religión, dos temas aparentemente tabús que suelen enturbiar las relaciones sociales. Encima no se hace en plan chiste fácil y superficial. No, se intenta ir más allá aunque con grandes dosis de ironía en los diálogos. Los devaneos amorosos entre la pareja protagonista; él jefe de guionistas ateo y progre, y ella actriz fervorosa cristiana y conservadora, le da un toque especial.

A diferencia de otras críticas aquí publicadas, no creo que la serie no funcionase porque la calidad no está hecha para la audiencia americana. Al revés, yo creo que están más preparados para productos de calidad por una razón muy sencilla: un 5% de share ya es un éxito, ya que el mercado está más atomizado y no necesitan dirigirse a la gran mayoría. Aquí en España como hay menos medios hay que programar "Aquí hay tomate" y demás basura, que es lo que mola por lo visto.

Las razones por las que creo que no triunfó esta serie creo que son otras. Quizá cierta endogamia en el tema tratado. Al principio se retrata con crueldad el mundo de la televisión, y a medida que van pasando capítulos nos muestran unos personajes más "humanos". Y como insinúan en el primer capítulo, eso no puede ser ya que ya se sabe que todos los que trabajan en la tele son unos hijos de puta. No seré yo quien disienta de esta aseveración. O sea que esta "suavización" da la sensación de campaña de publicidad con un lema: "Los de la tele no somos tan malos oiga" "Sí, estamos forrados pero tenemos corazoncito como usted". Eso estaría bien si quien no hiciese la serie fueran... ¡ellos mismos!

(Sigue en el spoiler por el escaso espacio y el exceso de rollo)