Esta frase define muy bien la película. No sé si será cosa del doblaje o ya viene de fábrica en la versión original, pero es una clara muestra de los grandes diálogos que podemos encontrarnos en la cinta.

Esta es la enésima película de acción de Steven Seagal, una más de las tropecientas de bajo presupuesto que hace últimamente, siendo además productor. Él se lo guisa, él se lo come. Reconozco que me gustaban sus películas de hace unos cuantos años, cuando era un tipo ágil, con movimiento, "el hombre con las manos más rápidas de América" decían (o decía él mismo, no lo sé...). Ahora, al menos en esta, ya no se prodiga en dar mamporros, es más bien un tirador. Tirador costroso, que decíamos cuando jugábamos en el cyber al Counter Strike sobre los que se quedaban fijos y agazapados en un sitio a pegar tiros. Porque cuando no pega tiros, tampoco es que se mueva mucho, podríamos decir que ha pasado de ser un actor de cara inexpresiva a ser de cuerpo inexpresivo, como si fuera un bloque de cemento.

El resto, coreografías ridículas, historia muy manida y recurrente, malos actores y una sucesión de escenas a cada cual más patética. Por no hablar de los diálogos, al nivel de la frase del título de la crítica.

En fin, ya he recordado por qué dejé ver películas de Steven Seagal hace ya unos cuantos años...