El profesor de Derecho Armstrong (Sean Connery) ha dejado ya el ejercicio activo de la abogacía, pero la madre de un negro (Blair Underwood), injustamente condenado por asesinato y violación de una niña blanca, le convence para que le defienda. El bueno de Connery se ve obligado a soportar situaciones de sumo peligro y a vencer las mil dificultades que le oponen los malos de la película, principalmente el durísimo sheriff que le arrancó al condenado una confesión con violencia. Aunque Sean Connery se ha distinguido en papeles mucho más brillantes, su trabajo en esta película es convincente y más que correcto, y la historia resulta, además, muy entretenida. Me sorprende, por ello, la baja puntuación media otorgada por los comentaristas de esta página.