Muy buen "revival" de la antigua serie de TV. Humor, carreras, tensión, extraterrestres malos, carreras, extraterrestres buenos, carreras, extraterrestres equivocados, más carreras, humanos malos, humanos buenos, humanos equivocados y alguna dosis de romanticismo y es que la actualización de Doctor Who al siglo XXI debía desarrollar necesariamente la relación entre el Doctor y su compañera de algún modo. Eso y más carreras.

Además pueden encontrarse en la serie episodios de una gran madurez para ser una serie, "a priori", para todos los públicos. En ella encontraremos temas muy de moda, desde el calentamiento global hasta la psicosis por adelgazar, tratados a través de historias ingeniosas de ciencia ficción. Y es que eso es Doctor Who: ingenio. Una serie familiar que se recicla de maravilla y eleva ese género hasta la categoría de culto.

También es la serie que querría que vieran mis hijos porque Doctor Who no trata al público infantil como si fueran seres simples sino que se alía con su imaginación para acercarles (sin ningún ejercicio moralizante) a temas como la amistad, el amor, la pérdida, la soledad pero también como el poder, la corrupción o el miedo.

Quizá deba inhibirme como crítico en esta ocasión. No puedo disimularlo más. Doctor Who es mi serie favorita y resume lo que más celebro de la TV inglesa: su incatalogable imaginación, su subterránea pero constante crítica al establishment y, sobretodo, que no se toma nada demasiado en serio (ni a ella misma, por supuesto).

Lo mejor: El Doctor, su filosofía y práctica.

Lo peor: Que alguien se la pierda porque los efectos no sean de ILM.