Adaptar un clásico de la literatura tiene tantas ventajas como inconvenientes. Tiene una buena materia prima de la cual desarrollar un gran guión, y de ahí una gran película, pero la historia ya es tan conocida que a la mínima los fallos se notan el doble.

El Dr. Jekyll y Mr. Hyde, de Stevenson, es tan conocido, que antes de leerlo ya sabía bastante bien la trama.
A una adaptación no le pido que sea enteramente fiel a la obra, pero si le puedo pedir que me enganche como tal, que explore nuevas vertientes si quiere, pero que su esencia se huela y saboree igualmente.
Por tanto, los experimentos visuales que emplea Mamoulian como la visión subjetiva del protagonista (que, algo más de medio siglo más tarde, Carpenter sacaría más provecho) o esas transiciones a pantalla dividida diagonalmente no me molestan como medio, pero sí como fin, pues su utilidad no queda muy clara, sino que más bien parece un truco visual para impactar gratuitamente, lo cual no favorece a la historia.
Se nota a Fredic March comprometido con su doble papel, pero como Dr. Jekylll se excede empalagosamente y como Mr. Hyde se excede histriónicamente. Para mí, Mr. Hyde es la maldad, sí, pero no la locura, que es lo que refleja un poco su actuación. Por eso cuando se encuentra frente a Lanyon y se le ve tan cometido, choca el personaje. Del pelo afro y la dentadura de caballo ni hablamos mejor...
No me olvido de la historia de amor, perdón de repostería, entre Dr. Azúcar y la señorita Miel.
Estoy completamente de acuerdo con lo anteriormente comentado en otras críticas sobre el exceso de cursilería que se le imprime a la vertiente romántica. A mí es que directamente me sobra la historia de amor, pues en la novela no existe y creo que la historia es de por sí lo suficientemente atractiva y no necesita esa historia secundaria, aquí incluso ganando protagonismo sobre el resto de la trama.
Como todas las versiones que existen hasta la fecha, se elimina el protagonismo de Utterson, dando este papel protagonista al propio Dr. Jekyll, lo cual hace que se pierda la parte misteriosa, aunque otorga una nueva visión interesante.
Y es que no todo es malo en la adaptación de Mamoulian, la fotografía es muy buena, la banda sonora acompaña muy bien y contiene algunas escenas que suben el listón.
Yo más que el papel de March, destacaría el de Miriam Hopkins, es la que le da realmente la novedad y el interés a la cinta mientras está en pantalla.
La película al igual que el Dr. Jekyll, se encuentra polarizada, entre el bien y el mal, dejando un sabor agridulce, entre complacido y desilusionado, por lo que pienso que la mejor nota que se le puede dar es un seis, con todo lo bueno y lo malo que conlleva.