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Argentina Argentina · Buenos Aires
Voto de Juan Rúas:
6
Drama. Intriga Anne (Emily Watson), que se ha casado con un hombre rico (Tom Wilkinson), disfruta de una cómoda posición. Sin embargo, la llegada de un apuesto joven (Rupert Everett) y un trágico suceso desencadenarán una serie de hechos de insospechado alcance. (FILMAFFINITY)
25 de noviembre de 2009
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
No puedo dejar de reparar en este título, el mismo título con que la peli de Fellowes fue estrenada acá, en Argentina. Alude a un thriller obsesivo, gastado; título que peca por sus numerosos deja vu en este "género". Lo cierto es que Mentiras que separan nos ofrece algo un tanto distinto.

De escasa duración pero bien compacta en su desarrollo, Mentiras...nos envuelve dentro de su falso clima de policial intimista. Digo falso porque las pistas o los cabos sueltos propios de este tipo de entregas están tomadas a vuelo de pájaro, meros esbozos, y no se debe ser muy perspicaz para dar cuenta que los puntos fuertes de esta obra pasan por otro lado.
Sus personajes van bien delineados, la trama corre siempre en la dirección del prota principal, un abogado egoísta pero de un gran potencial a la hora de aprender desde las emociones. Luego encontramos a Anna, mujer que se sitúa siempre en el medio de una disputa que va cobrando diferentes caras pero que curiosamente no se decanta por una decisión propia: es pasiva en su rol. De Bill sabemos poco, salvo que su postura de galán superado debe de servirle más de la cuenta.
Parecería que el hilo argumental de Mentiras... encerrara para sí el núcleo de su funcionamiento. Desgraciadamente, los tramos finales son resbalosos, pero nunca se desentona desde el enfoque intimista, como si el trabajo realizado por la producción no dudara jamás en cuanto a los senderos que deben tomar los personajes, o que emociones expresar y cuando, o como. Distinto resulta el manejo de la peli en tanto thriller: insisto en que se parte desde esa premisa para luego ir abandonándola de a poco, aunque sufriendo ciertos desajustes argumentales.
Por último, y de gran valor emotivo: la música. Subiendo y bajando en sus tonos, siempre tenemos esa melodía de fondo, o en primera instancia, que nos ayuda a entrar en la trama. Todo eso, junto a unas actuaciones más que correctas, nos entrega este producto chico, sí, pero de una manufactura bien lograda.
Juan Rúas
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