Buenos Aires, finales de los años setenta, en la última dictadura cívico militar de la Argentina. Francisco Sanctis (Diego Velázquez) es un tipo cualquiera, cuarenta y tantos años, que no aboga en su actualidad por ninguno de los dos bandos del conflicto, casado, padre de familia de un niño y una niña, trabaja incansablemente en busca de un ascenso.

Un día lo contacta Elena (Valeria Lois), una excompañera, se citan con la excusa de que desea publicar un viejo poema del protagonista, todo es una treta, finalmente, ella le da un par de nombres y una dirección de unos desconocidos, diciéndole que esa noche a esas personas los irán a buscar los militares. El film se desarrollará alrededor de esa noche interminable donde Sanctis deberá cuestionarse si ayudarles o no.

La película está basada en una novela homónima (1984) del escritor Humberto Costantini, cuenta con guion de la pareja de realizadores quienes afrontan su primer trabajo en conjunto. Buscan con su obra transmitir una sensación de angustia asfixiante propia de una época de mucha incertidumbre, donde ante cualquier duda se podría caer en un problema, es este el motivo por el cual este hombre duda tanto en su accionar.

Para realizar esto se sirven del trabajo de fotografía de Federico Lastra, como el título reza, gran parte del metraje del film sucede durante una noche, motivo por el cual, hay una preponderancia excesiva de un tono negro duro y penetrante, tanto alrededor de la figura de los personajes como ellos mismos, a tal punto de que en muchas ocasiones lo que se ven son incluso solo siluetas negras.

Ellos buscaron abordar en su film, gracias a la novela, una temática poco explorada en la cinematografía Argentina de este tipo de películas, la de la mayoría silenciosa, que son aquellas personas que, como el protagonista, no estaban ni en uno ni en otro lado, a pesar de saber que estaban como nación en un estado deplorable.