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Voto de Juan Ignacio :
6
Drama En Berlín, Oren, un ingeniero constructor israelí, se encapricha del pastelero Thomas. El romance ni siquiera parece haber empezado cuando Thomas descubre que Oren ha muerto en un accidente de coche en Jerusalén. Thomas viaja allí sin saber exactamente qué es lo que está buscando. Descubre que la mujer de Oren, Anat, es propietaria de un café, y esta le ofrece a Thomas un empleo de lo más básico, consistente en limpiar y fregar cacharros. (FILMAFFINITY) [+]
10 de septiembre de 2018
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Thomas trabaja como repostero en una cafetería berlinesa. Allí llegará un día como cliente Oren, un ingeniero israelí, residente en Jerusalén, casado, con un hijo, y que acude a Berlín debido a su trabajo una vez al mes, con una estancia de dos o tres días en cada ocasión. De inmediato se iniciará un romance entre estos dos hombres. Después de un año de relación Oren muere en Jerusalén por causa de un accidente de tráfico, aunque a Thomas no le llegará más que la información de la muerte. Sin más, sin que sepamos la verdadera razón, el joven repostero decide irse a Jerusalén y presentarse en el café regentado por Anat, la viuda de Oren.

Primer largometraje como director del también montador y guionista israelí, Ofir Raul Graizer, autor, igualmente, del guion. Coproducción germano-israelí de bajo presupuesto, rodada en las dos ciudades anteriormente citadas en tan sólo dos semanas y media. En sí estamos ante una película israelí; como alemana tiene que de ese país llegó la mayor parte del dinero para producirla, lo que resultó bastante dificultoso; pero en Alemania no ha sido estrenada ni su director cree que vaya a serlo, lo que achaca a problemas sociales y morales del país europeo con dos de los tres temas principales que toca mayormente este film, aspectos políticos y de la sexualidad del protagonista.

La historia que se nos cuenta, al analizarla como conjunto, resulta poco factible, algo forzada, pues se mezclan una serie de factores que por separado se pueden dar, pero como totalidad hacen surgir dudas. Como dije anteriormente en esta cinta hay tres elementos (sexual, religioso y político) que entran en juego. La homosexualidad o bisexualidad de Thomas y Oren, ello en un mundo judío ultraortodoxo en el cual vive Anat, ella no es religiosa, pero su cuñado Moti, hermano de su fallecido marido, que parece ejercer la tutela sobre su cuñada y sobrino, sí lo es; además su negocio, para que funcione debidamente, necesita ser certificado como Kosher, es decir, que la mayor parte de su clientela es religiosa. Por último, el hecho de la nacionalidad de Thomas tampoco ayuda a la integración de éste en ese mundo bastante cerrado.

Con todo lo anterior, y a pesar de las dificultades que a simple vista destacan que entraña, Graizer consigue crear una obra de gran belleza intimista, en que cada una de las partes que la componen, y el ambiente creado, parecen terminar resaltando más que el argumento. Ambiente en el que el centro reside en la repostería, y a ver a quién le amarga un dulce. El director, apasionado cocinero y, en especial, repostero, que hasta ha editado libros de recetas, nos presenta la creación de dulces de una delicada manera, por la que se hacen irresistibles; y con el resto de su obra, gracias a su buen hacer de artesano, sucede casi lo mismo. Drama romántico duro presentado con delicadeza, sensibilidad y mucho tacto, valiéndose de una cuidada fotografía, de Omri Aloni, de planos muy largos que definen de forma precisa cada secuencia, con la suave música de Dominique Charpentier interpretada con el piano como instrumento principal, y una cadencia de tiempo precisa, sosegada y grata. Total, que estamos ante una obra en la que resaltan más las formas que el fondo.

En el aspecto interpretativo quiero destacar el gran trabajo de Sarah Adler (actriz francesa, residente en Israel desde los diez años) en el papel de Anat; tanto ella como Zohar Shtrauss (Moti) y Sandra Sade (Hanna, madre de Oren) son prestigiosos intérpretes en Israel.
Juan Ignacio
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