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España España · Cinecittà
Voto de Xavier Vidal:
7
Serie de TV. Drama. Romance Miniserie de TV. 3 episodios. Benjamin y Rasmus se enamoran en el Estocolmo de la década de 1980, momento en que el SIDA golpea la ciudad. Ambos vienen de familias que no aceptan la homosexualidad. Benjamin es testigo de Jehová, y ser gay es algo totalmente inaceptable en su religión. Cuando uno de los dos contrae el virus, no hay nada que se pueda hacer, salvo esperar lo mejor a la vez que la enfermedad se va llevando a sus amigos a la ... [+]
23 de julio de 2015
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nunca seques lágrimas sin guantes es uno de los productos televisivos más destacados de los últimos años. El canal SVT1 adaptó las tres novelas de Jonas Gardell, dándole a cada libro su correspondiente episodio. El conjunto, formado por tres capítulos que varían tanto en escenarios como en tiempos, ofrece una visión compleja de cómo afectó el SIDA en la sociedad sueca de los 80, aunque su impacto y su profundidad trasciende su escenario (el Estocolmo semioculto de entonces) para convertirse en una de las mejores obras que aborda los estragos de esa enfermedad.

Cada capítulo arranca con una voz narradora que nos recuerda que 'todo sucedió'. Parece un aviso apocalíptico, como el propio título: los médicos que atendían a los infectados no podían ni siquiera secar las lágrimas de los pacientes por miedo a contagiarse. En este sentido, la serie combina de forma muy equilibrada el relato social con la historia personal de Rasmus y Benjamin, dos jóvenes que deciden vivir en pareja en contra de los imperativos familiares. Con esta premisa, la serie avanza y retrocede en las vivencias y los recuerdos de los personajes: se yuxtaponen las estampas más duras con los momentos más dulces de la infancia de sus protagonistas, subrayando la injusticia y sobre todo la arbitrariedad de la enfermedad.

La primera parte (titulada Amor) se centra en el crecimiento personal de su pareja principal, la segunda parte (Enfermedad) dilapida todo lo anterior ante el avance inexorable del virus, y la tercera entrega (Muerte) culmina el descenso a los infiernos evocando qué quedó de todo lo vivido y de todos los que no lograron sobrevivir. En este sentido, es interesante ver la serie como una lenta destrucción de un colectivo vulnerable que todavía sigue reivindicando sus derechos. De igual forma, los fotogramas, a medida que avanza el metraje, parecen deshacerse en la pantalla, si bien se fijan a fuego en la memoria del espectador: es imposible no sentirse realmente tocado ante su bello y doloroso final.

Nunca seques lágrimas sin guantes, en definitiva, es una interesante (re)visión de los años más oscuros del SIDA. En la actualidad la enfermedad parece tener los días contados, pero no hay que olvidar que su presencia en España ha repuntado ligeramente en los últimos años. Nada mejor que contextualizar el presente remitiéndonos al pasado. Se trata del Estocolmo libertino, pero podría ser el Madrid de la Movida o cualquier otro lugar. Y si podéis serviros de algún pañuelo para secar las lágrimas, mejor: la serie toca y remueve.

@Xavicinoscar, Cinoscar & Rarities
Xavier Vidal
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