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Voto de Tylercito:
8
6,0
8.679
Intriga. Thriller. Drama
En su apartamento de urbanización prototipo de Los Angeles, Sam (Andrew Garfield) anda por la vida muerto de aburrimiento. Ningún aliciente hasta ese día en que descubre a una nueva vecina sexy, deslumbrante, inquietante, misteriosa y, de repente, desaparecida. Y aún hay mayores rarezas esperando a Sam, porque por el barrio anda suelto un asesino de perros...
8 de octubre de 2018
212 de 250 usuarios han encontrado esta crítica útil
Escribo estas líneas de manera más o menos precipitada, a tan solo un día de haber visto esta estimable película de David Robert Mitchell en la sesión despertador de Sitges. La inmediatez de este análisis quizá conlleve cierta falta de profundidad, pero he preferido ser rápido antes de que se me esfumen las ideas que me ha despertado su visionado. Como muchos ya habrán hablado sobre el director (a mí It Follows ni fu ni fa), los actores, aspectos técnicos, etcétera, me centraré únicamente en una posible interpretación de la película (así que me voy directo a la zona spoiler).
Pero un consejo, no os la perdáis.
Pero un consejo, no os la perdáis.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
En mi opinión la primera escena de la película nos deja las claves a la hora de interpretarla, que es lo que toda buena película suele hacer. El protagonista está en una tienda de comida, y el director filma la escena desde dentro, así que vemos a una chica en la parte exterior de dicha tienda creo que borrando del cristal un mensaje que irá reapareciendo a lo largo de la película: BEWARE THE DOG KILLER. Pero claro, desde dentro de la tienda el mensaje se lee al revés, y DOG se convierte en GOD; de hecho, veremos cómo la D enmarca el rostro de Jim Morrison de la camiseta de la chica. Y de eso va la cosa en mi opinión, de la muerte de todo Dios/Ídolo, de la carencia de referentes morales y Grandes Narrativas que den sentido a nuestra vida.
Ante el sinsentido, las personas se obsesionan con encontrar mensajes ocultos y misterio en lo mundano, y es fácil encontrar asociaciones en un mundo que no deja de ser un palimpsesto en el que las ideas se reciclan una y otra vez, como bien sabe el compositor de todas las canciones del mundo. Pero todas las canciones son falsas historias, creadas para manipular a la masa, mentiras que hacen el mundo más tolerable y nos mantienen unidos o en pie, como la de Batman al final de El caballero oscuro o la de San Manuel Bueno Mártir.
El director no deja en pie a ningún sueño: el Hollywood dorado se corroe mientras las aspirantes a actriz se prostituyen por sus calles, una pista lleva a otra pero detrás de la última puerta solo hay un vacío, y los ricos lo tienen todo, pero es un todo vulgarmente material, un todo que ante el sinsentido de la existencia se convierte en otra nada más (algo que, para quien está acostumbrado a salirse siempre con la suya, solo puede generar locura y paranoia, hasta el punto de acabar enterrándose vivo en pos de una trascendencia que nunca llegará). Y sí, todos los perros/dioses están muertos, pero ahí seguimos nosotros, rastreando misterios y mensajes ocultos, erigiendo falsos ídolos, drogándonos en busca de paraísos artificiales y con dos galletas de perro en el bolsillo, por si Dios no ha muerto y algún día regresa.
Ese es para mí lo que esconde Lo que esconde Silver Lake. Sé que me dejo mil retazos que no terminan de conectar (PE, lo de la asesina búho -en el mundo occidental, los búhos siempre han representado la sabiduría, el conocimiento, que en esta película se convertiría en una revelación asesina (¿el saber que nada tiene sentido te puede destruir?)-), pero apostaría a que las líneas maestras del film van por ahí. Y sí, a mí también me ha parecido muy pynchoniana.
PD Tras salir de la peli me fui directo a ver Arrebato (obra maestra de Iván Zulueta) al Brigadoon, y es curioso, pero salvando las distancias me pareció que ambas películas dialogaban. Arrebato te enseña cómo aquello que adoras te puede acabar destruyendo, mientras que en Lo que esconde Silver Lake te das cuenta de que no tener qué adorar también puede llevarte a la perdición.
Ante el sinsentido, las personas se obsesionan con encontrar mensajes ocultos y misterio en lo mundano, y es fácil encontrar asociaciones en un mundo que no deja de ser un palimpsesto en el que las ideas se reciclan una y otra vez, como bien sabe el compositor de todas las canciones del mundo. Pero todas las canciones son falsas historias, creadas para manipular a la masa, mentiras que hacen el mundo más tolerable y nos mantienen unidos o en pie, como la de Batman al final de El caballero oscuro o la de San Manuel Bueno Mártir.
El director no deja en pie a ningún sueño: el Hollywood dorado se corroe mientras las aspirantes a actriz se prostituyen por sus calles, una pista lleva a otra pero detrás de la última puerta solo hay un vacío, y los ricos lo tienen todo, pero es un todo vulgarmente material, un todo que ante el sinsentido de la existencia se convierte en otra nada más (algo que, para quien está acostumbrado a salirse siempre con la suya, solo puede generar locura y paranoia, hasta el punto de acabar enterrándose vivo en pos de una trascendencia que nunca llegará). Y sí, todos los perros/dioses están muertos, pero ahí seguimos nosotros, rastreando misterios y mensajes ocultos, erigiendo falsos ídolos, drogándonos en busca de paraísos artificiales y con dos galletas de perro en el bolsillo, por si Dios no ha muerto y algún día regresa.
Ese es para mí lo que esconde Lo que esconde Silver Lake. Sé que me dejo mil retazos que no terminan de conectar (PE, lo de la asesina búho -en el mundo occidental, los búhos siempre han representado la sabiduría, el conocimiento, que en esta película se convertiría en una revelación asesina (¿el saber que nada tiene sentido te puede destruir?)-), pero apostaría a que las líneas maestras del film van por ahí. Y sí, a mí también me ha parecido muy pynchoniana.
PD Tras salir de la peli me fui directo a ver Arrebato (obra maestra de Iván Zulueta) al Brigadoon, y es curioso, pero salvando las distancias me pareció que ambas películas dialogaban. Arrebato te enseña cómo aquello que adoras te puede acabar destruyendo, mientras que en Lo que esconde Silver Lake te das cuenta de que no tener qué adorar también puede llevarte a la perdición.