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España España · Madrid
Voto de Eduargil:
9
Bélico. Drama La guerra no acaba cuando se firma la paz. Cuando Alemania se rindió en 1945, en la costa occidental danesa comenzó otra dura batalla: la de los jóvenes soldados alemanes que fueron obligados a retirar miles de minas plantadas en la arena por el ejército nazi. Zandvliet muestra el maltrato infligido a esos prisioneros, un oscuro episodio de posguerra poco conocido. (FILMAFFINITY)
10 de marzo de 2017
14 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, tuvo lugar un terrible episodio del que se habla poco en los libros de historia: la utilización de prisioneros de guerra alemanes para desactivar más de dos millones de minas repartidas por toda la costa danesa, sin apenas recibir preparación y sin contar con medios adecuados para ello. Esta tarea, que se convirtió en una tensa ruleta rusa, es la historia relatada en Land of Mine (Bajo la Arena) del director y guionista danés Martin Zandvliet. La película fue una de las cinco seleccionadas en la Gala de los Oscar para el Premio a la Mejor Película de Habla no Inglesa, además de conseguir el Premio del Público en el pasado Festival de Cine de Gijón. Estreno el próximo viernes 10 de Marzo.

Coproducida por dos países que estuvieron en lados opuestos durante la Segunda Guerra Mundial, centra su atención sobre las miles de minas terrestres que fueron colocadas por los alemanes entre 1942 y 1944, a lo largo de la costa oeste de Dinamarca, como parte del llamado Muro Atlántico, en previsión de una invasión aliada desde Gran Bretaña, para decidir posteriormente que los prisioneros de guerra del lado derrotado tuvieran la arriesgada y suicida tarea de retirar cada una de esas minas de manera individual (el único modo de desactivar una mina terrestre) antes de que se les permitiera regresar a su patria. Estamos ante una película que nos ofrece una visión poco habitual en el género bélico, presentarnos a los soldados alemanes como víctimas de la guerra, con sentimientos y muy humanizados.

Muchos de los soldados alemanes a los que se les ordenó desactivar más de dos millones de minas repartidas por toda la costa danesa eran meros muchachos entre quince y dieciocho años de edad, sin instrucción y sin equipación para esa labor, y la mayoría pertenecían a la llamada Volkssturm, una milicia nacional creada por Hitler hacia finales de la guerra para reclutar a aquellos que todavía no servían en las filas del ejército alemán. A todo esto hay que añadir la hostilidad de la población danesa hacia los prisioneros, consecuencia de los cincos años de ocupación nazi, con alojamientos que no reúnen las condiciones adecuadas para ser habitados y con escasos alimentos.

El director y guionista Martin Zandvliet muestra con Land of Mine cómo las guerras a menudo provocan odio entre la gente, además de una enemistad que continúa incluso después de que un conflicto oficialmente haya terminado. Se trata de terribles episodios acaecidos al finalizar la Segunda Guerra Mundial, olvidados y desconocidos por la mayoría de los daneses y de los que se habla poco en los libros de historia. Es una película, en palabras de su director, sobre “venganza y perdón, acerca de un grupo de muchachos obligados a pagar en nombre de toda una nación.”

Aquí seguimos a un grupo muy joven de soldados conducidos por un duro sargento danés, Carl Rasmussen (Roland Møller), mientras vigila a sus prisioneros. Como es habitual en las películas sobre explosivos (Tierra Hostil de Kathryn Bigelow o Volar por los aires de Stephen Hopkins), hay una tensión inherente a lo largo de toda la trama. A resaltar las escenas donde se desactivan las minas manualmente, que son extremadamente tensas debido al constante peligro de una explosión mortal; sin embargo, la fuerza de la historia se basa principalmente en las relaciones emocionales creadas entre los soldados y su sargento.

Rasmussen se nos presenta en un primer momento como un hombre poco compasivo y brutal, quedando claramente reflejado en una violenta escena inicial sobre un soldado alemán que desfila vigilado por el ejército danés. Este sentimiento de odio hacia los prisioneros paulatinamente se va transformando en comprensión durante la convivencia, y se da cuenta de que los soldados bajo su mando son poco más que niños, temerosos de sus vidas y sin hogar. Un guión muy bien construido, con una elaboración inteligente de los diferentes personajes, magníficamente desarrollados, los cuales tienen distintos enfoques para hacer frente a las situaciones que se presentan.

La fotografía, a cargo de Camilla Hjelm Knudsen (esposa de Martin Zandvliet), es impresionante, con preciosas vistas de la costa danesa, hermosas e idílicas playas de arena fina, pero de lo que los espectadores somos conscientes siempre, y no se nos olvida nunca, es el amenazante peligro que se encuentra debajo. Una impactante y tensa historia que seguramente al salir del cine te dejará la sensación de haber visto una magnífica película. Muy recomendable.

CINEMAGAVIA
Eduargil
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