Amena película de Ching Siu Tung que representa una encrucijada de géneros pocas veces vista en el séptimo arte. La película es casi incatalogable siendo el drama su género más predominante, y más concretamente el drama romántico. Sin embargo, la película ofrece fragmentos de comedia, terror, fantasía y peleas de samurais.
Todo tiene una ambientación asiática fenomenal, para empaparse de esa cultura durante toda su proyección. Los escenarios, la música y la atmósfera constituyen un grupo de características magníficas para tal propósito.

Las peleas son espectaculares, con unos efectos muy dignos incluyendo un final caótico, con criatura esperpéntica y asqueante que recordará a las criaturas de Carpenter, de Dante o incluso a más de uno a la saga Evil Dead (en la primera entrega más que nada) por el carácter oscuro-azulado de la película. Los personajes son simpáticos, el espadachín tardará un poco en convertirse en personaje a tener en cuenta pero cuando lo hace es muy entrañable, el protagonista en cambio es el tipico pesonaje torpón un tanto estereotipado.

Aconsejable y sobre todo entretenida película, aunque da la sensación de que podía haberse aprovechado aún más, sobre todo si se le hubiera dado más uso a los espectros que aparecen al principio de la proyección, los cuales no dejan de ser simplemente algo anecdótico. Y es que, se mire por donde se mire, un templo abandonado plagado de fantasmas, da mucho juego.