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España España · Barcelona
Voto de Ulher:
6
Comedia. Drama Inès trabaja en una importante consultora alemana establecida en Bucarest. Su estresante vida está perfectamente organizada hasta que su extrovertido y bromista padre Winfried llega de improvisto y le pregunta ”¿eres feliz?”. Tras su incapacidad para responder, sufre un profundo cambio. Ese padre que a veces estorba y que la avergüenza un poco le va a ayudar a dar nuevamente sentido a su vida gracias a un personaje imaginario: el ... [+]
18 de enero de 2017
12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
En "Toni Erdmann", Maren Ade coloca el espejo delante de Europa y lo muestra al mundo. Refleja la piel agrietada de un continente carcomido por el vacío existencial, por la amargura de la insatisfacción, donde la incomunicación funciona como moneda de cambio. En él contemplamos con el rostro amargo el hundimiento de una joven que vierte en el trabajo sus carencias, sus inseguridades, sus insatisfacciones, insuflando a su agenda laboral más vida que a la suya propia. Vemos a alguien perdido que aparenta lo contrario. La imagen en la cúspide. Nuestra realidad más inmediata. También el rescate a esa juventud que no responde precisamente por su nombre. Esa guía para recuperar la ilusión, para despertar de un letargo prematuro, para despreocuparse por las apariencias y saberse a salvo, nos la brinda la película queriendo acercarse a una comedia que queda ensombrecida por su vertiente más dramática.

Como retrato de una sociedad sin rumbo, solitaria y ahogada en la importancia de la imagen, la película no titubea. No ocurre lo mismo cuando entra en juego lo absurdo como conflicto. La directora no termina de escribir las escenas del personaje de Toni de forma contundente. La reiteración se hace presente, el texto se alarga en exceso y sólo queda disfrutar de dos interpretaciones magistrales por las que sí merece la pena todo lo que nos están contando.

Avalada por las carcajadas y vítores de los críticos de Cannes y partiendo como clara favorita a alzarse con el Oscar a Mejor Película de Habla No Inglesa, este drama alemán llega con la corona ya bendecida. Las expectativas no se pueden disimular cuando en la venta del producto las características no admiten duda. Interpretaciones magistrales. Dirección encomiable. Un inteligente guión. Titulares que no por desgastados dejan de tener sentido y hasta cierto punto verosimilitud durante esas casi tres horas de metraje que dura la criatura. ¿Nada que añadir, por tanto, a esos rótulos en negrilla que encumbran a esta cinta a lo más alto de la comedia europea en lo que va de siglo? Tres horas después de un redundante texto, una cámara plana y un montaje sin ritmo, servidor sigue buscando aquello que hace grande a una comedia. Hay destellos de ironía y ciertas salidas que se agradecen -El "Greatest Love of All" que se marca una desquiciada Sandra Hüller- pero más allá de ahí quién escribe sigue buscando al menos una sonrisa que le reconcilie con lo que se le ha vendido.
Ulher
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