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España España · Barcelona
Voto de Ulher:
10
Drama En una Canadá ficticia, se aprueba una ley que permite que los padres incapaces de controlar a sus hijos problemáticos les internen en un centro especial. Sin embargo, Diane "Die" Despres, una madre viuda con carácter, decide educar ella misma a su hijo adolescente Steve, que padece ADHD y que puede llegar a resultar violento. Kyla, la vecina de enfrente de su casa, le ofrece su ayuda a Die. La relación entre los tres se hará cada vez ... [+]
7 de diciembre de 2014
15 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los fantasmas de Dolan se presentan de nuevo en Mommy, su último y laureado trabajo. Un pasado omnipresente en la trayectoria del joven realizador desde aquella extravagante y encantadora Yo maté a mi madre (2009) hasta la recién llegada experiencia extrasensorial que es Mommy. Las complejas relaciones maternofiliales en las que prima el histerismo han sido y siguen siendo la horma dónde se sustentas las narraciones de Dolan. En ocasiones se elaboran junto a las fobias y filias de diversas identidades sexuales y en otras, como ahora, aparcan su lado más rosa para deslumbrar a golpe de madurez.

Concienzudamente provocador, Dolan parece acomodarse en un género que maneja con la maestría de grandes veteranos. Digo parece, porque el incontrolable bofetón que propina al espectador conforma todo un riesgo. El lenguaje de este subyugante análisis a una educación cuestionada, a un sistema social desquiciante, a imposiciones afectivas y también a la figura femenina dentro de una familia monoparental, es puro magnetismo a pesar de encontrarnos ante un relato con una gran carga emocional y a ratos asfixiante. El filme transita con pasmosa solvencia del nudo en la garganta hasta la sonrisa más férrea. Una montaña rusa que conduce al espectador a un estado constante de sentimientos de a flor de piel. Una de esas contadas ocasiones en las que los títulos de crédito no cierran una película.

Dolan impregna todo el metraje de un halo de íntima nostalgia, de profunda aflicción. Se inmiscuye con admirable fluidez en el dolor ajeno corriendo las cortinas hasta la mitad para que sintamos la claustrofobia, la angustia, el delirio de unos personajes agasajados por la vida. De ahí que el uso del formato 1:1 no sea una arbitrariedad. Puede presentar cierta incomodidad por su escasa frecuencia o por los opresivos primerísimos planos sin fugas, sin embargo se antojan imprescindibles no sólo en el juego metafórico - momento cinematográfico del año - de su director sino que funciona como un complemento a la narración.

En el universo Dolan no hay lugar a la sutileza. Lejos de pulir los excesos que le dieron a conocer, los ensalza. Pronunciados filtros, ralentizaciones a doquier y un acentuado y acertado apoyo musical son ya marca de la casa y aquí lucen mejor que nunca. Temas como el vital Wonderwall que conducen a una inapelable adolescencia de cigarros y pajas, o ese autodestructivo Born to die dejando el alma por el suelo. Lo mismo puede decirse de sus actrices fetiche. Anne Dorval y Suzanne Clement. Dos interpretaciones de vértigo. De esas que dejan a la sala tiritando. Dorval es un animal de la pantalla que embasta la emotividad en cualquier instante. Con sólo una mirada detiene el tiempo. Suyo es uno de los momentos claves de la cinta frente a una ventana. Aquí tiene que medirse, o más bien complementarse, con otra actriz de su talla. Clement mantiene la intensidad con uno de los personajes más bellos que se han prodigado últimamente por las salas. A ellas se suma el alter ego de Dolan. Antoine-Olivier Pinon alcanza el más difícil todavía y es que no sólo el público llegue a empatizar con su personaje sino conseguir quererlo.

Hay algo en Mommy que la convierte en la joya más preciada de Dolan. En un análisis más milimétrico tal vez se eche en falta la voz desmedida del autor, esa que no atiende a razones y que forma parte de la inexperiencia, pero en su favor hemos obtenido el trabajo más cuidado y emotivo de l'enfant terrible. Una experiencia cinematográfica de altura. El trabajo que encumbra al director en autor. Inolvidable.
Ulher
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