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España España · Valencia
Voto de art7:
5
Drama Iván, Lionel, Jenny y Elena, cuatro jóvenes de un barrio de la periferia de Madrid, inician un viaje hacia el mar huyendo de las miserias que les rodean. En el camino encontrarán amor y solidaridad, todo aquello que no tienen en su entorno. A su paso dejarán su firma en las paredes... un “graffiti” será su seña de identidad. (FILMAFFINITY)
12 de noviembre de 2006
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin duda, una interesante película. La idea general en que se basa la considero bastante buena, y podría habérsele sacado mucho más jugo. En cambio, se diluye por momentos en unos flojos diálogos y unas pobres interpretaciones, así como en una poco cuidada puesta en escena.

Por tanto, ese 6 se lo debe a la idea principal, al tema, a lo que sugiere y a lo que muestra: nuestra juventud y nuestra infancia, la manera en que sobreviven en estos tiempos modernos que corren, supuestamente tan fáciles y cómodos para los jóvenes actuales según la mayor parte de las personas que “dirigen” la sociedad en cada momento: los adultos. Quizá uno de los problemas sea que la única voz que impera en la sociedad es la de aquellos cuya época más importante ya ha pasado, y se empeñan en criticar y valorar cosas que no comprenden, asegurando que lo mejor ya pasó; ¿de verdad los años dan experiencia y sabiduría? Paradójicamente, a veces aportan ignorancia; una ignorancia anclada en el pasado, que es ciega a las realidades actuales. ¿Por qué no se escucha a los jóvenes? ¿Por qué se les etiqueta? En esta película se reivindica algo muy importante, que es el derecho de la juventud y de la infancia a poder comportarse como lo que son, niños o jóvenes, inmaduros pero personas, infantiles pero lúcidos, con derecho a jugar y a que se les exija ni más ni menos de lo que sería razonable. Si bien es cierto que los adultos, muchas veces, no saben qué hacer con sus propios problemas.
¿No hay toda clase de personas? Imagina a los hijos de tu peor enemigo. Qué difícil papeleta les ha tocado, ¿no?

Me quedo con esa idea y con los planos en silencio, sin diálogo (y, por tanto, no estropeados). Qué bonita es la ciudad vista de lejos y a oscuras, para no apreciar así sus defectos. Qué bonito huir de ese asfalto que se pega a la piel para encontrarse con el mar. Qué bonita sería una sociedad así de inocente, así de ingenua y espontánea.
art7
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