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España España · Málaga
Voto de Nuño:
7
Drama. Comedia A Woody Grant, un anciano con síntomas de demencia, le comunican por correo que ha ganado un premio. Cree que se ha hecho rico y obliga a su receloso hijo David a emprender un viaje para ir a cobrarlo. Poco a poco, la relación entre ambos, rota durante años por el alcoholismo de Woody, tomará un cariz distinto para sorpresa de la madre y del triunfador hermano de David. (FILMAFFINITY)
9 de febrero de 2014
155 de 175 usuarios han encontrado esta crítica útil
1.

Woody emprende un viaje, y no iniciático: es de recapitulación.

Es presentado como un tipo incognoscible; entre interrogaciones. Se le aborda en retrospectiva, y de forma indirecta. Es decir, en lugar de la usual descomposición de la sólida unidad externa del individuo para ahondar en su ser íntimo, aquí se le muestra patético y desnudo nada más empezar, y a partir de ahí, se le intenta reconstruir. Le sonsacan información. Le preguntan. Cuestionan sus decisiones. Escarban en su pasado.

Se dan puntos al azar, y el espectador une las líneas. El retrato que queda de Woody no es fiel, no es preciso; es tosco y con aristas; pero es lo más que sabremos de él.

2.

A Woody pronto le devorará el tiempo: es un anciano al que la senilidad le está tocando la espalda. Y la fotografía ayuda a transmitir esa sensación de sueños obsoletos; de aridez y derrota. Woody Allen, a propósito de 'Manhattan', comentó: 'el blanco y negro me ayudó a captar la belleza de la ciudad, pero también su decadencia'.

La fotografía de Papamichael, en riguroso b&n, lejos de ser tentativa experimental o gratuidad estética, es una decisión intelectual, como puede ser la música o la elección y dirección de actores. Payne, de hecho, admite haberse visto influenciado por la sobriedad cromática de 'La última película', de Bogdanovich, para realizar este film.

El b&n, en el Cine moderno, es un anacronismo; y Woody es un hombre polvoriento, casi caduco. La fotografía entronca ejemplarmente con la esencia.

3.

Payne asegura odiar las 'road-movies'; se sorprende de seguir haciéndolas. El carácter nómada de sus personajes parece que se impone a los gustos del autor. Schmidt ya tomó carretera. Miles y Jack también se lanzaron a ella.

La carretera parece seña de identidad del cine de Payne, como también lo son ese humanismo sencillo y entrañable, digno de Kaurismäki; y su gusto por la cotidianidad y el costumbrismo; remitiendo lejanamente (al menos, a mí me lo parece) a Ozu, a cuyo cine también se puede vincular el gusto por los planos estáticos, muy numerosos en 'Nebraska'.

Y, por supuesto, el entorno. Los personajes de Payne son fruto de su entorno. La venta de terrenos vírgenes en Hawaii, donde 'también la gente lo pasa mal'. Las típicas rutas vinícolas en la California de 'Sideways'. El frío y la inmovilidad paisajista de Nebraska...

4.

De 'Nebraska' me quedo, ante todo, con la sensación de haber viajado. El guión no es innovador, para nada; de hecho, hay escenas con un planteamiento demasiado similar al de anteriores películas del propio director. Su cine tampoco es dinámico, ni pretende serlo. Y es posible que la película no sea reivindicada o recordada con el paso del tiempo. Pero yo he viajado con Woody. He transitado esas carreteras, he visto esos horizontes y he vagabundeado por lugares que me quedan muy lejanos. Desde una pantalla. Pocos cineastas modernos son capaces de conseguir tan calmada contemplación, tal sentido de la 'situación', semejante retrato; en detalle y profundidad, de un lugar. Acaso Jarmusch y algún otro.

Gracias.
Nuño
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