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Voto de lovekraft:
6
Drama. Acción. Aventuras. Romance China, siglo X, dinastía Tang. En vísperas del Festival Chong Yang, el Palacio Imperial se llena de flores doradas. El regreso inesperado del Emperador, con el Príncipe Jai, para celebrar la fiesta con su familia, resulta sospechoso, pues su relación con la Emperatriz es muy fría. Durante muchos años, la Emperatriz y el Príncipe heredero Wan, su hijastro, han mantenido una relación ilícita, pero Wan se siente atrapado y sueña con huir ... [+]
23 de febrero de 2007
71 de 103 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al menos hay que reconocérselo, Yimou es un auténtico maestro a la hora de crear frescos fílmicos, es una pena que narrativamente la película sea un completo fiasco.
¿Por qué fiasco?, básicamente porque la historia parece provenir más de una telenovela barata de las de después de comer que de un filme de alto presupuesto.
Las interpretaciones tan poco ayudan con todos los actores pasados de rosca (que manera de desperdiciar a Gong Li) y recitando sus textos como papagayos sin transmitir un ápice de emoción o de verosimilitud (salvo dos momentos muy concretos). Puede que algunos se escuden en que Yimou nos está contando una fábula, un cuento pero hasta para contar leyendas hay que crear y dar vida a unos personajes y no unos monigotes.
Que alguien me explique como un director que era especialista en contar historias intimistas y de personajes con un gusto sublime, como puedan ser Sorgo Rojo o Semilla de Crisantemo, por poner solo dos ejemplos, a la hora de contar una historia épica parece olvidarse de todo lo anterior y solo preocuparse de un esteticismo que a la postre sin un guión o unos personajes a un cierto nivel se descubre barato y sin sentido.
La única explicación que le encuentro es que debe ser realmente arduo contar una historia espectacular visualmente y crear a la vez auténticos personajes que emanen humanidad y empatía para con el espectador (ejemplos perfectos Doctor Zhivago o Lawrence de Arabia, por poner solo dos).
Aún así merece la pena verse aunque solo sea para admirar el prodigioso sentido estético de Yimou.
lovekraft
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