Seguramente "Reefer Madness" sea una de las películas más extrañas de imaginar, un remake en clave de musical/comedia de un largometraje anti-propaganda de 1936 que advertía a los espectadores del peligro de los porros y la marihuana. En este caso, Andy Fickman va un poco más allá y no sólo hace eso sino que lo parodia y se ríe de los tópicos de aquella época. El resultado es una cinta escasa de calidad a nivel puramente cinematográfico -olvidad un guión filosófico o una factura técnica altísima-, pero riquísimo en cuanto a posibilidad de entretener y hacer reír a quien lo ve y se lo toma como lo que es, una brutal sátira de todo lo que rodea a una de las drogas más consumidas del planeta.

La historia comienza en blanco y negro, con un hombre dando una convención en un instituto a los padres de los alumnos del mismo. Y para ilustrarles sobre la marihuana, les cuenta la historia de un chaval modélico, atractivo y muy bueno en los estudios, que pega un cambio drástico cuando prueba su primer porro. Toda la trama es exagerada, realmente friki, y está narrada con un humor negro, negrísimo, con un sentido de la ironía bastante especial, y unas canciones realmente fantásticas -salvo un par que son un coñazo-.

A lo largo de la cinta se suceden escenas de todo tipo, unas más exageradas que otras pero todas ellas extremas, desde asesinatos pasando por sexo o momentos oníricos, dando como resultante un cóctel difícil de digerir y que herirá a los más "puretas". Pese a todo, si te lo tomas a guasa, es sencillamente descojonante, y además sale Kristen Bell haciendo un papelón como la copa de un pino. Un telefilm cojonudo que más allá de sus carencias técnicas está repleto de energía. Sin duda, el musical más friki que he visto... incluso por encima de Rocky Horror Picture Show.