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España España · Madrid
Voto de Juanma:
3
Aventuras. Terror. Thriller Tres chicos y dos chicas viajan en plan mochilero a una isla paradisíaca. Cuando llegan, alquilan motos, recorren los parajes más hermosos y recónditos, acampan en el bosque, se emborrachan y se bañan en el mar. Al día siguiente, deciden explorar una cueva profunda y laberíntica, pero se extravían. Si quieren sobrevivir dentro de la cueva, deberán hacerlo en condiciones inhumanas: sin agua y sin alimentos, no parece que haya ninguna ... [+]
3 de junio de 2014
41 de 70 usuarios han encontrado esta crítica útil
El entusiasmo que despertó ayer la Sección Oficial tenía que verse empañado sí o sí en Zonazine. Como dice el refrán: nada es perfecto. Tras los buenos augurios del sábado en la sección paralela, el domingo le tocaba el turno a la presentación de La cueva, film adscrito al fantástico que ya pudo verse en el Festival de Sitges y que llegaba a Málaga suscitando bastantes expectativas. Pero esta historia de cinco amigos que, durante unas vacaciones en una isla, encuentra una cueva y deciden explorarla quedando atrapados, perdidos, desorientados, en su interior ya la habíamos visto antes. Dirigida por Alfredo Montero, la cinta quiere provocar miedo a través del empleo del ya, por desgracia, muy manido punto de vista subjetivo. Y es que, a estas alturas, tras éxitos del calibre de la saga [REC] o de El proyecto de la bruja de Blair (The Blair Bitch Project) (1999), de Daniel Myrick y Eduardo Sánchez, sorprende y asusta ya muy poco una película que supedita su sensación de miedo al uso de la cámara al hombro, lo que podría servir de indicio a pensar en el agotamiento de la fórmula.

La cueva no da miedo, logra generar un clima agobiante y descorazonador, salpicado de momentos de angustia, claustrofobia e instantes aislados de tensión, pero todo ello es más producto de la confusión que genera su aparato formal que de una puesta en escena plenamente trabajada. De hecho, es tanta la dependencia que el alcance final del film tiene del empleo de la cámara subjetiva que son muchas las dudas que nos asaltan sobre si sin tal recurso la historia hubiera podido funcionar. Y la certeza llega en el epílogo, cuando se abandona lo subjetivo por un punto de vista objetivo y toda la intencionalidad enfermiza que transpiraba la película desaparece, con un final complaciente y del todo innecesario. Una lástima, porque el estudio de comportamientos al que se prestaba la premisa del film podía haber generado una película demoledora, algo que La cueva sólo consigue ser en momentos aislados.
Juanma
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