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Voto de Jinx_888:
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Drama
Unos niños han quedado abandonados, porque el padre cesante roba ganado para dar de comer a los suyos y la policía lo ha detenido. Los niños se ven obligados a enfrentarse con la vida antes de tiempo y de una forma brutal. (FILMAFFINITY)
19 de abril de 2014
27 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aldo Francia, con suma sencillez hace un relato desgarrador. Con fuerte influencia del Neorrealismo italiano - “cámara al hombro” – el director recorre los cerros de Valparaíso, el Chile de la década de los sesenta, mostrando su pobreza y sus desesperanzas. La escenografía no es otra que la mismísima realidad: el cerro Ramaditas, la feria, etc. Sin tapujos, sin maquillaje, la realidad de frente.
Aldo Francia es una especie de “cine militante” chileno, es el Gutierrez Alea de Chile. La película quizás no goza de mayor elaboración, pero la historia es conmovedora, simplemente porque no tiene cliches para emocionar y sensibilizar, la historia misma conmueve por su realismo.
Debo hacer hincapié en la secuencia de el periodista y el fotógrafo llegan a la casa de Mario González y luego la forma en que tratan la crónica. Sin mayor explicitud queda clara la forma en que la prensa cubre las noticias de los pobres, sin delicadeza y lleno de morbosidad.
“Valparaíso, mi amor”: No como lo ven los turistas, sino como lo ve un porteño empedernido: Aldo Francia.
Aldo Francia es una especie de “cine militante” chileno, es el Gutierrez Alea de Chile. La película quizás no goza de mayor elaboración, pero la historia es conmovedora, simplemente porque no tiene cliches para emocionar y sensibilizar, la historia misma conmueve por su realismo.
Debo hacer hincapié en la secuencia de el periodista y el fotógrafo llegan a la casa de Mario González y luego la forma en que tratan la crónica. Sin mayor explicitud queda clara la forma en que la prensa cubre las noticias de los pobres, sin delicadeza y lleno de morbosidad.
“Valparaíso, mi amor”: No como lo ven los turistas, sino como lo ve un porteño empedernido: Aldo Francia.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Aldo Francia, con suma sencillez hace un relato desgarrador. Con fuerte influencia del Neorrealismo italiano - “cámara al hombro” – el director recorre los cerros de Valparaíso, el Chile de la década de los sesenta, mostrando su pobreza y sus desesperanzas. La escenografía no es otra que la mismísima realidad: el cerro Ramaditas, la feria, etc. Sin tapujos, sin maquillaje, la realidad de frente.
Aldo Francia es una especie de “cine militante” chileno, es el Gutierrez Alea de Chile. La película quizás no goza de mayor elaboración, pero la historia es conmovedora, simplemente porque no tiene cliches para emocionar y sensibilizar, la historia misma conmueve por su realismo.
Debo hacer hincapié en la secuencia de el periodista y el fotógrafo llegan a la casa de Mario González y luego la forma en que tratan la crónica. Sin mayor explicitud queda clara la forma en que la prensa cubre las noticias de los pobres, sin delicadeza y lleno de morbosidad.
“Valparaíso, mi amor”: No como lo ven los turistas, sino como lo ve un porteño empedernido: Aldo Francia.
El final es increíble. Sin ser explícitos, con sutileza, el director muestra a un padre ingenuo, contento con el porvenir de sus hijos, sin saber que uno es un delincuente, el otro un proxeneta y la hija una prostituta. La pobreza desesperanzadora, que jamás les mostró la posibilidad de un mejor porvenir, miseria que ahoga.
Aldo Francia es una especie de “cine militante” chileno, es el Gutierrez Alea de Chile. La película quizás no goza de mayor elaboración, pero la historia es conmovedora, simplemente porque no tiene cliches para emocionar y sensibilizar, la historia misma conmueve por su realismo.
Debo hacer hincapié en la secuencia de el periodista y el fotógrafo llegan a la casa de Mario González y luego la forma en que tratan la crónica. Sin mayor explicitud queda clara la forma en que la prensa cubre las noticias de los pobres, sin delicadeza y lleno de morbosidad.
“Valparaíso, mi amor”: No como lo ven los turistas, sino como lo ve un porteño empedernido: Aldo Francia.
El final es increíble. Sin ser explícitos, con sutileza, el director muestra a un padre ingenuo, contento con el porvenir de sus hijos, sin saber que uno es un delincuente, el otro un proxeneta y la hija una prostituta. La pobreza desesperanzadora, que jamás les mostró la posibilidad de un mejor porvenir, miseria que ahoga.