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Voto de antonalva:
8
Drama Theo acaba de nacer. Después de dar a luz, su madre biológica le entrega a un programa de adopción. Los servicios de adopción deben encontrar entonces a la que se convertirá en su madre adoptiva. En el otro extremo, Alice (Élodie Bouchez), de 41 años, lleva casi diez años luchando por ser madre. Un grupo de profesionales trabajará para que Theo y Alice puedan reunirse. (FILMAFFINITY)
4 de mayo de 2019
16 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
En Occidente cada vez nos cuesta más tener hijos – y no me refiero al factor crematístico, sino a la creciente dificultad de ciertas parejas por quedarse embarazadas y concluir con éxito la gestación. Es como si la bonanza económica hiciera aflorar la infertilidad de forma dramática. Seguramente esto ya ha sido estudiado por las mentes preclaras y los ‘expertos’ (colegiados o no) del ramo y se haya llegado a las conclusiones pertinentes. Los embarazos no deseados se multiplican al tiempo que las personas con voluntad de formar una familia y tener prole se tuviera que enfrentar a un sinnúmero de escollos, ya sean éstos biológicos o sociales. Por ello resulta del todo pertinente la aparición de esta atípica cinta gala que se detiene en el lento, meticuloso y paciente proceso de adopción en una provincia francesa, que se centra tanto en las personas que forman parte de la red estatal de adopciones como en los individuos o parejas que quieren adoptar.

Estamos ante una película de ficción. Sin embargo, el mimo y prolijidad invertido en todo el proceso – desde que una joven veinteañera va a un hospital para dar a luz un hijo no deseado que quiere dejar en adopción, hasta la escrupulosa y meditada labor de los servicios sociales acompañando a la madre durante esas primeras horas, así como durante el colegiado esfuerzo por encontrar una familia (ya sea monoparental o matrimonio) donde acoger al recién nacido – convierten esta cinta casi en un documental. Y el punto de vista que se siga durante todo el desarrollo es fundamental para culminar con éxito la tarea. Queda claro que el interés básico es no atropellar los derechos de nadie y ser justos con el sinfín de solicitudes que hay pendientes; todo esto sin perder de vista que el principal objetivo es dar con el entorno ideal donde el vástago pueda encontrar el amor, acogida y cuidado al que todos tenemos, en principio, derecho.

Quizás tanta delicadeza y esmero delaten – para bien – el amoroso e insobornable punto de vista femenino de su directora y guionista, Jeanne Herry. Se toma muy en serio el precepto que enuncian varios de los trabajadores sociales en algunos momentos importantes de la trama: ‘estamos aquí para acompañar, no para juzgar’. Y cuando esto es no sólo un axioma teórico, sino que se abraza como una certeza absoluta, entonces podemos esperar que el resultado será el mejor de los posibles, aun cuando nunca tengamos asegurado nuestro futuro ni el futuro de nadie. Podrán existir errores y fallos, pero ninguno será fruto de la mala fe o de la imprudencia. Si nos impulsa el amor al prójimo y el bienestar de nuestros semejantes, entonces tendremos éxito.
antonalva
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