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Voto de antonalva:
8
Comedia. Drama Pierre-Paul, de 36 años, un intelectual y doctor en filosofía se ve obligado a trabajar como repartidor para tener un salario decente. Un día, mientras entrega un paquete, se topa con la escena de un robo a mano armada que ha salido mal con un resultado de dos muertos. Se encuentra con dos bolsas de deporte repletas de billetes. Pierre-Paul se enfrenta a un dilema: largarse con las manos vacías o coger el dinero y huir... Sucesora ... [+]
2 de abril de 2019
24 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
O la compasión como una de las Bellas Artes. He visto durante los últimos treinta años algunas de las películas del veterano director canadiense Denys Arcand (de 77 años) y casi siempre me han gustado, al mostrarme las inquietudes de un cineasta comprometido con los individuos y preocupado con la realidad del momento reflejado. Parecen obras realistas, aunque bañadas con una irreal pátina de ensoñación sombría que las vuelve vitriólicas y lacerantes a cualquier atento espectador que se adentre en su juego seductor de espejos deformantes o en su microcosmo de esperpento amoral y mezquino. Las personas pueden ser rectas y bondadosas, pero basta cualquier mínimo resquicio u ocasión para convertirse en pirañas que olfatean la sangre y enloquecen.

La trama arranca con una locuaz, triste y melancólica ruptura entre dos amantes – un joven e inseguro licenciado en filosofía que trabaja como repartidor de correos y una desilusionada empleada de banca que es, además, madre soltera – para luego pasar a un incompetente atraco cruento que ofrece la inesperada oportunidad al retraído e insulso protagonista de hacerse con el ingente botín que los ladrones extraviaron durante su huida. Esto marca el tono de la cinta: el azar y el provecho sobrevenidos que ofrece un mundo tan injusto como ineficaz, donde lo bueno y lo malo depende de circunstancias aleatorias y no de su contenido ético o moral intrínseco. Quizás evoquemos el sentencioso refrán de ‘quien roba a un ladrón, tiene cien años de perdón’, aunque sazonado con un agrio y mordiente humor negro que no deja títere con cabeza ni corruptela sin explorar, ya que hay situaciones que es mejor aprovechar y cazar al vuelo, no sea que la diosa fortuna pase de largo.

Tal vez la visión del mundo que se nos ofrece sea sesgada y parcial – con una indisimulada orientación izquierdista de parvulario – rebosante de moralina y tendente al sermón virtuoso y dominical, pero no deja de tener su coherencia incisiva ni su pertinencia social. Todo lo que se desvela nos resulta muy reconocible y cercano como para poderlo impugnar; puede que no se confronten todas las alternativas, pero las que se nos ofrecen resultan demasiado verosímiles e irrebatibles. El dinero – y, sobre todo, las formas de esquivar su transparencia y fiscalidad – se ha convertido en un lastre endémico de nuestras opulentas y escurridizas sociedades del bienestar. Mientras más poderoso y adinerado seas, tanto más fácil será eludir la supervisión y vigilancia que los cándidos políticos – parte interesada, al fin y al cabo – quieran introducir para su control y seguimiento.

El gran acierto de la cinta es revestir sus sarcásticas denuncias con un ácido y mordaz tono burlón. Nada novedoso pero chispeante.
antonalva
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