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Voto de Quatermain80:
7
Bélico Un comandante alemán de submarinos, el capitán Hardt, es enviado a la islas Órcadas con la misión de destruir la flota británica apostada en Scapa Flow. Allí encontrará cierta colaboración. (FILMAFFINITY)
27 de julio de 2010
28 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Eso es lo que demostraron tener Michael Powell y Emeric Pressburger en esta película, que inauguraba una fructífera colaboración de muchos años. Y es que el argumento del filme, una trama de espionaje alemán que trata de obtener información sobre la flota británica durante la Primera Guerra Mundial, se ajustó como anillo al dedo al clima prebélico que se vivía en el Reino Unido allá por las fechas en que fue producido (1938/39).

Hoy en día el desarrollo de la película resulta un tanto obvio, y parece difícil que las situaciones mostradas sorprendan al espectador; sin embargo, esto no es culpa del realizador ni del guión, sino de lo muy acostumbrados que hoy estamos a los códigos característicos de este tipo de historias. En cambio, en 1939 los espectadores no lo estaban tanto, y esta obra puede considerarse como un pistoletazo de salida para la infinidad de producciones similares que inundarían las pantallas durante las décadas siguientes (a los espías de la Segunda Guerra Mundial les sucederían los de la Guerra Fría, etc).

Entre las virtudes del filme yo señalaría la fluidez y naturalidad con la que Powell nos cuenta la historia, una correcta fotografía, con tendencia a la nocturnidad, y "el guión de la casa" característico de Pressburger, que sin ser maravilloso, resulta siempre fresco, rico en diálogos realistas, y logra, en muy pocas líneas, sugerir el carácter de los personajes. El diseño de producción, a cargo de Vincent Korda (Alexander Korda ponía pasta), es francamente bueno para la época, destacando especialmente en las secuencias localizadas en barcos y submarinos. La música, del prolífico Miklos Rozsa, subraya los momentos álgidos de la narración, y en conjunto acompaña bien el desarrollo de la película. Las interpretaciones son aceptables en general, sobresaliendo la de Conrad Veidt (el Cesare de "El gabinete del doctor Caligari"), que encarna enérgicamente al capitán de submarino Hardt.

Filme redondo y sencillo, que se ve siempre con agrado, queda en la memoria por su oportunismo (esto nunca es malo, sino más bien una prueba de perspicacia), y por reunir a un dúo tan eficaz y compenetrado, que habría de proporcionar grandes satisfacciones a los aficionados al cine en los años siguientes.
Quatermain80
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