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Voto de Archilupo:
7
Terror. Thriller Böhm interpreta a psicópata que fotografía a sus víctimas mientras mueren; es un hombre profundamente perturbado, cuyo desequilibrio hunde sus raíces en la infancia. Su padre, un científico obsesionado por estudiar las reacciones infantiles ante el miedo, destrozó su psique y lo convirtió en un adulto acomplejado y afectado por una demencia demoníaca. El personaje necesita registrar en imágenes el terror que sienten sus víctimas antes ... [+]
4 de julio de 2010
72 de 81 usuarios han encontrado esta crítica útil
1) En el primer minuto se desactiva la posibilidad de motorizar la película mediante la intriga: el protagonista, Mark, con trenka beige, asesina a una prostituya callejera. Toma subjetiva, a través de una 16 mm que el asesino lleva siempre consigo para filmar a parejas en los parques, a mujeres desvistiéndose cerca de la ventana o a sus aterrorizadas víctimas.
A continuación vemos con el asesino la película del crimen, en B & N, otra vez la misma escena, mientras se presentan los créditos.

2) Minutos después Mark, venciendo su extrema timidez, revela a una bienintencionada vecina su infancia traumática que, en explicación psicoanalítica al uso, contiene todas las claves de su patología: el padre, científico, le utilizaba como cobaya para investigar el efecto del miedo y los sustos en el sistema nervioso, marcándole de por vida, igual que al regalarle una cámara que ya no despegaría de la cara en adelante. Mark lo cuenta a su vecina proyectándole filmaciones domésticas que conserva en su piso. En ellas aparece mientras espiaba a parejas o se despedía de su madre moribunda, o posaba desolado junto a su madrastra.

3) Desde el principio la policía está sobre la pista, y es evidente que no tardarán en caerle encima, con lo que sólo queda una mínima incertidumbre, acerca de si entrará en el punto de mira la angelical vecina, o si la madre de ésta, ciega, alcohólica y medio vidente, descubrirá al criminal.
Por otra parte, el actor protagonista, Bohem, opta por caracterizar a su personaje marcando exclusivamente su carácter solitario y huidizo, su apocamiento sin apenas resquicio para la crueldad inherente a un ‘serial killer’.

4) ¿Dónde está entonces el interés de esta cinta de no-intriga y no-suspense (a diferencia de su coetánea “Psycho”), rechazada en su momento por el público y la crítica? Tal vez en la carga de sentimientos turbios y malsanos asociados en ella al hecho fílmico. Y por si esto fuera poco para volverla carne de cinefilia, hay cine-dentro-del-cine, con la inserción de las películas domésticas; el protagonista trabaja como operador de cámara en unos estudios y se ven diversos momentos de rodajes; redondea el sueldo con fotos porno; tiene un laboratorio de revelado y, según los cineastas que han convertido “El fotógrafo del pánico” en film de culto, subraya el hecho vampírico de la grabación, ese robo del alma que era para los indios la toma de imágenes, esa aniquilación de la persona al capturar su efigie.

5) Powell tiñó la película de una veta emocional perturbadora con visos de confesión o desahogo encubiertos. Dentro de la perceptible turbiedad resulta difícil identificar sus motivaciones, qué rara conciencia culpable, unida al hecho fílmico, descarga en la película, pero sirvan como indicadores las siguientes claves:

-La trenka que usa el protagonista era de Powell.
-El actor que representa a Mark niño es el hijo de Powell.
-El padre de ese niño, que aparece fugazmente, es el propio Powell.
Archilupo
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