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Voto de Archilupo:
9
Ciencia ficción. Acción Noviembre de 2019. A principios del siglo XXI, la poderosa Tyrell Corporation creó, gracias a los avances de la ingeniería genética, un robot llamado Nexus 6, un ser virtualmente idéntico al hombre pero superior a él en fuerza y agilidad, al que se dio el nombre de Replicante. Estos robots trabajaban como esclavos en las colonias exteriores de la Tierra. Después de la sangrienta rebelión de un equipo de Nexus-6, los Replicantes fueron ... [+]
18 de marzo de 2013
28 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
El más-moderno-aún Prometeo: el futuro rebelde ante los dioses, desencadenado, interrogador, forma de esclavo creado por ingeniería genética para tareas de riesgo en las fronteras espaciales del imperio terrícola y sus colonias interplanetarias.

Creado para cumplir funciones que los humanos eluden, y luego morir, en muerte sin envejecimiento, puntualmente programada, como electrodoméstico obsoleto por cálculo de factoría.
Mujeres fabricadas para dar placer, hombres para matar y destruir. Réplicas perfectas que mutan a replicantes, contestatarias, y se revuelven contra sus creadores, los interpelan abruptamente: Para cuándo habéis fijado nuestra muerte, cabrones.

Deckard, un ‘blade runner’, un eliminador de replicantes pasado a retiro, es obligado (por un policía aficionado a la papiroflexia) a presentarse a ante un superior, quien a su vez le obliga a ocuparse de unos replicantes desmandados que llegan desde una colonia a la metrópolis para vérselas con su creador Tyrell, magnate de la fabricación de esclavos. No tienes opción.

La Metrópolis fritzlanguiana de los obreros fabriles es ahora un megaorbe californiano sumido en noche continua tras una hecatombe nuclear: rascacielos de tres mil pisos, coches volantes, permanente lluvia ácida, focos que barren sin cesar el cielo negro, anuncios tridimensionales y pantallas que cubren edificios enteros, y un pulular de parias multirraciales. Los pudientes viven en las saludables y soleadas colonias lejanas, liberados de inconvenientes por los replicantes, que para eso los fabricamos.

Tyrell es el demiurgo de ese mundo, mundo que (hablando de réplicas perfectas y creación) han dejado para la historia, como una de las mayores y más logradas construcciones del Cine, los componentes del equipo artístico, el músico Vangelis incluido.

SF artística y sublime, pero también SF ‘noir’: humo de cigarros, bajos fondos, whiskies…

Hauer, el actor que hace de replicante, le roba el fuego a Harrison Ford, detective atormentado y en el fondo romántico, en dos zarpazos interpretativos: el encuentro con su creador (“I want more life!”) y, sobre todo, el shakesperiano monólogo sobre lo que sus ojos artificiales han visto en confines remotos, con el inmortal pasaje de las lágrimas en la lluvia, improvisado, avasallador, previo a una muerte majestuosa, sobrehumana de tan digna.
Nadie lo puede ver como un ser artificial…

¿Y es humano el ‘blade runner’?

Las grandes obras se arman con grandes recursos y también con detalles mínimos. Aquí son implantados sueños y recuerdos a los replicantes para perfeccionar su camuflaje y su pseudohumanidad.

El unicornio de “Legend”, filmada por Scott entre la primera y la segunda versión, es injertado. La película “Blade Runner” es la criatura, recibe implantes.

Unamuno, virtuoso de la papiroflexia, interrogaba a Dios como criatura, y era emplazado por los personajes de sus novelas, “nivolas”; nieblas, que en “Blade Runner” dominan de principio a fin.
Archilupo
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