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España España · Barcelona
Voto de Quim Casals:
8
Drama. Comedia Una película que va a rodarse comienza con la llegada de los actores y los miembros del equipo técnico, pero pronto el rodaje tropieza con una serie de dificultades que afectan tanto a los miembros del equipo como a la propia película. (FILMAFFINITY)
9 de marzo de 2014
26 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estimado François,

“Esta película es una carta escrita a mano. Cuando uno escribe una carta a mano, la carta no es perfecta, la escritura tal vez sea un poco desigual, pero es uno mismo, es nuestra propia escritura”, dijiste a propósito de tu sobrecogedora “La habitación verde”. En realidad creo que te estabas definiendo como cineasta. Como tal, has escrito muchas cartas, cartas de amor, ya sean dedicadas a la infancia, a la literatura, al teatro… y siempre, siempre, a tus actrices de las que nunca te terminabas enamorando porqué ya lo habías hecho desde un buen principio.

Evidentemente, no podía faltar la carta dedicada al cine con “La noche americana”. Y, como tampoco podía ser de otra manera, tu amor tan intenso y verdadero por él venció a cualquier tentación. Pudiste aprovechar la circunstancia para airear, como habían hecho algunos de tus colegas americanos con sus películas sobre el tema, las mezquindades que se esconden en los entresijos de una industria que por aquel entonces ya conocías muy bien. O, a un nivel más personal, para ajustar cuentas con todos los enemigos que te creaste desde que ejercías como crítico feroz, y que después se vengaron reprochándote que hubieras acabado practicando ese mismo “cine de calidad” con el que tanto te habías cebado. Pero no lo hiciste. Tu amor fue más fuerte.

“No hay obras, hay autores”, proclamabais también en la época de los Cahiers. Sin embargo, el director que aparece en “La noche americana” no es ningún autor y “Os presento a Pamela”, la película dentro de la película, es puro cine comercial. Esto me resulta especialmente conmovedor, porqué indica que supiste evitar también la tentación onanista e idealizadora del supremo Artista, y te ceñiste a lo que la experiencia te había ensañado, que un rodaje es un trabajo de equipo y que hacer películas es mucho más difícil y prosaico que como se ve en las películas. Y sin embargo, desde esa autoasumida humildad, desde esa sencillez basada en mostrar las anécdotas de un rodaje sin aspirar a elevarlas a categoría, te salió una de aquellas películas que finalmente solo pueden ser tuyas. Una de tus cartas de amor.

Por ello mismo una carta, y regreso ahora al principio de estas líneas, concebida con la temblorosa honestidad de la escritura a mano. La versión oficial dice que el espectador, el crítico, debe ser un juez implacable y hasta cruel que dictamine sobre resultados y se abstenga de valorar intenciones, pero a medida que cumplo años relativizo esta idea, porqué cada vez me doy más cuenta que el perfume de lo sincero puede llegar a ser más hermoso que el de lo perfecto.

Es por eso que cuando regreso a tu cine ya nunca dejo de emocionarme, y es por eso también que deseo darte las gracias con esta carta que, aunque escrita ante un teclado, aspira en su espíritu a ser también una carta escrita a mano.

Mi carta de amor para ti.



[Reseña para el boletín del cineclub macguffin]
Quim Casals
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