Es un episodio muy curioso, por la forma en que relaciona lo cotidiano y lo real con un mundo misterioso, hecho de sueños, que parece nutrirse del real y que al mismo tiempo influye en la realidad. Los episodios de esta serie de TV parecen a veces esbozos de largometrajes, y si se hubiese hecho un film con esta trama argumental, hubiera sido una muy interesante obra de terror.

La feria aparece de nuevo como escenario del terror, siguiendo una constante del cine estadounidense.