Aquí John Sturges ( Los siete magníficos, La gran evasión, Conspiración de silencio...), este magnífico director de westerns y acción con un montón de películas para el recuerdo, nos sorprende con un melodrama al más puro estilo de los 50, lleno de conflictos, pasiones, represiones y deseos humanos no satisfechos, que nos relata la vida de unos abogados de una burguesa ciudad de provincias.
A través de ellos, conoceremos los conflictos y frustraciones de sus acomodadas familias en un guion que, peca mucho de los excesos ofreciéndonos demasiadas desgracias y pasiones sin conseguir la emoción y la sensibilidad que le otorgaban los especialistas del género ( Douglas Sirk, John M.Stahl, George Stevens...) y es que las comparaciones son odiosas.
Así, conoceremos la vida de estos hombres y sus familias. Familias burguesas que viven de las convenciones, asfixiados por un entorno de apariencias y normas no escritas, donde todos hacen lo que esperan de ellos y nadie es capaz de elegir su destino.
Esto dará lugar a que cada uno de ellos, viva una especie de doble vida. Matrimonios aparentemente felices, que desahogarán su frustración en la botella o en la infidelidad. Hijos perfectos, que buscarán una huída a su encarcelamiento vital en el sexo, en la cobardía o en la melancolía. Padres perfectos que fingen y cumplen su deber, olvidando sus emociones a cambio de paz. Maridos acomplejados que alejan a sus esposas y esposas aburridas que buscan revivir en la clandestinidad. Abogados con problemas financieros, que no saben pedir ayuda y ocultan sus problemas.
Un sinfín de problemas que, aunque muy bien dirigidos, puede llegar a agobiar al espectador que no encuentra la válvula de escape que un melodrama de estas características debería tener y que le falta la emoción y sensibilidad que sublima estos dramas, ya sea por medio de la imagen o por otros medios. Aunque Sturges maneja muy bien la dirección, con brío y vigor, es demasiado directo y sobrio para un film de este tipo. Y la película se queda en folletín. Muy bien narrado, pero folletín al fin y al cabo.
Aún y todo no es desdeñable ni mucho menos. Es un buen retrato de esas pudientes y burguesas familias que se ahogaban en su propio dinero y estaban atrapados en sus propias normas.
Para amantes del melodrama al estilo clásico.