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Voto de Chris Jiménez:
4
Bélico. Acción El coronel Braddock (Chuck Norris) escapó hace ya 10 años de un campo de prisioneros cuando estuvo combatiendo en la guerra del Vietnam. Ahora volverá de nuevo a dicho país para intentar rescatar a varios soldados norteamericanos capturados en el conflicto, y que se sabe siguen en cautividad y vivos tras todo este tiempo. (FILMAFFINITY)
21 de noviembre de 2017
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En los años '80, cuando la guerra de Vietnam era sólo un indignante recuerdo para algunos y una espina clavada para otros, los EE.UU. especulaban con la posibilidad de que en aquellas tierras aún se hallaban numerosos prisioneros de sangre americana, jóvenes que dieron sus vidas por una causa perdida desde el principio y olvidados por su propio país.

Más de 3.000 americanos fueron considerados como M.I.A., siglas correspondientes al término "Missing in Action", que servía para designar a los soldados dados por muertos pero cuyos cuerpos nunca aparecieron. Podían estar vivos o no, ¿quién lo podía saber? Más de diez años después prácticamente todo el mundo los daban por muertos, menos algunos ciudadanos estadounidenses que conservaban la fe y sabían que podía haber al menos una posibilidad. Hubo que esperar hasta los '90 para que desde el senado se comunicara que no había evidencias ni pruebas de que ciudadanos americanos continuaban cautivos en el Sudeste asiático.
Pero en los '80 aún se conservaba esa esperanza, por supuesto. Y una de esas personas es James Braddock, un antiguo coronel que consiguió escapar de un campo de prisioneros vietnamita y que ahora vive con la idea de que compatriotas suyos pueden seguir recluidos allí, una idea que no deja de atormentarle; así que no le queda otro remedio que echarle cojones e ir él mismo a rescatar a esos hombres para que la verdad salga a la luz, aprovechando una reunión que el senado a preparado en Saigón con el objetivo de averiguar si los campos de prisioneros siguen existiendo o son sólo un mito.

Era una situación descorazonadora la que vivían los familiares de esos hombres a los que nunca encontraron, y esa situación se aprovechó, por supuesto, en cines (porque no hay mejor propaganda que el cine). A raíz de que James Cameron firmara el guión de la muy, muy, pero la mar de mediocre segunda parte de "Acorralado", de la que se encargó George Cosmatos, empezaron a salir como churros películas del mismo rollo, que poco tenían que ver con Vietnam realmente.
Servían sobre todo para exaltar el orgullo americano y hacer que su público se sintiera identificado con los personajes, cosa que en aquellos tiempos conseguían este tipo de películas (que se emitían en cines de barrio sobre todo), vistas por espectadores que se levantaban de sus butacas vociferando "¡U.S.A.!, ¡U.S.A.!" a golpe de pulmón cuando veían a esos jodidos vietnamitas, que les habían arrebatado a sus compatriotas, morder el polvo. Películas así salían hasta de debajo de las piedras, y el productor Menahem Golan, fundador de la Cannon y culpable de haber financiado proezas como "Delta Force", "Masters del Universo" o "Cobra", no podía desaprovechar la oportunidad, así que puso dinero para llevar el guión de James Bruner a la pantalla, que mayormente fusilaba el de "Acorralado II".

Tras las cámaras estaba el mediocre Joseph Zito, responsable de títulos tan hilarantes como la cuarta parte de "Viernes 13" o "Invasión U.S.A.", y delante el todopoderoso Chuck Norris, que ya contaba con una inmensa legión de fans, no se crean; yo nunca he sido seguidor de este señor, para qué voy a mentir, pero hay que reconocer que cosas peores ha hecho. "Desaparecido en Combate" nos da una cosa sobre todo: puro entretenimiento de la más genuina serie "B", al servicio de un sentimiento reaccionario y patriótico elevado al cubo para contentar al público estadounidense, de ese que todos los días antes de desayunar juraba la bandera.
Por supuesto Norris es el jodido héroe, y si dice que va a encontrar a prisioneros de guerra y los va a traer es que lo va a hacer...¡aunque no haya!, él va a ir y le va a dar p'al pelo a esos amarillos. En fin, no se le puede pedir más un producto así, lo malo es que, por muchos oportunos tiros, puñetazos, persecuciones y explosiones de turno, e incluso bonitas chavalas desnudas que haya, se hace aburrido y muy pesado, armándola el Braddock este por las calles de Saigón y Bangkok para, en la última media hora, llegar por fin al campamento en Vietnam (¿por qué tarda tanto en llegar, coño? Stallone se planta allí en cinco minutos), donde entonces coge algo de fuerza la película, en lo que es un espectáculo de más tiros y explosiones, y encontrándonos helicópteros, lanchas y barcos que el sr. Zito se apaña con una considerable economía de medios.

Fácil de ver y olvidar, como pensará el prota de los soldados vietnamitas. A pesar de ser una patata recaudó más de veinte millones frente a un presupuesto de dos millones, así que la jugada les salió rentable a los de la Cannon, quienes aprovecharían para hacer dos secuelas más (y que mejor no ver). Chuck Norris no tiene rival que le iguale, siendo acompañado discretamente por Lenore Kasdorf, James Hong y el veterano M. Emmet Walsh...que yo me pregunto qué cojones pinta aquí.
Escena para el recuerdo: los tres vietnamitas riéndose porque creen haber eliminado a Braddock, cuando éste sale del agua a cámara lenta y los acribilla en menos que canta un gallo...¡son los '80, amigos!, ¡a disfrutarlos!
Chris Jiménez
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