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Voto de Chris Jiménez:
6
Acción Luca Di Angelo es un atento padre de familia que se gana la vida dirigiendo operaciones portuarias de contrabando para la mafia napolitana. Las cosas se complican cuando alguien delata su actividad a la policía, resultando ésto en una gran pérdida de mercadería y dinero. Para empeorar el panorama, su hermano Micky es asesinado por un sádico gangster francés conocido como "el Marsigliese", quien se instala en Nápoles con ánimos de ... [+]
11 de agosto de 2017
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una ciudad y dos facciones enfrentadas en el negocio del contrabando, demasiadas para el mismo territorio.
Ahora la sangre va a correr (y de qué manera) en las calles de Nápoles y dos hombres serán los principales responsables: un traficante francés y un contrabandista italiano.

Y esto seguramente no es lo que esperan ver los fans de alguien como Lucio Fulci, ¿verdad? Hay que decir que cuando el veterano cineasta decidió así por las buenas introducirse en el horror al acabar los años '70 con "Zombi 2" (llamada así como mero reclamo para el público) no pudo obrar con mayor lucidez, pues su popularidad, que bien se mantenía en su país después de dos décadas dirigiendo, se disparó como nunca antes...de ahí que a partir de ese momento ya no pudiera separarse del género, al cual se dedicó en cuerpo y alma (junto con la fantasía y la ciencia-ficción) en el siguiente decenio.
Pero Fulci también fue un hombre muy versátil, como todo artesano cinematográfico que se precie, y cultivó multitud de estilos durante su carrera; este proyecto que nos atañe, de holgado presupuesto y escrito a ocho manos, pone de manifiesto lo bien que se movía el hombre en otros ambientes sin tener que haber "zombies", fantasmas, demonios, asesinos psicópatas y demás. Aquí a lo que se atreve es a resucitar un tipo de cine criminal un tanto extinto en Italia cuya cúspide del éxito fueron los '70 gracias a gente como Fernando di Leo, Romolo Guerrieri, Umberto Lenzi o Sergio Martino.

Bien se aprecia que hereda Fulci de ellos en esas primeras secuencias donde se desarrolla una persecución en las costas napolitanas (ni trepidante ni tampoco chapucera...) entre policías y contrabandistas, liderada por el importante Luca di Angelo; sin embargo los guionistas Gianni de Chiara, Ettore Sanzò y Giorgio Mariuzzo, y el propio Fulci, no se decantan por contar esta historia desde el punto de vista de los carabinieri, sino del protagonista y sus compañeros y enemigos que, dentro de ese círculo mafioso inquebrantable, practican la vieja táctica de morderse y despedazarse unos a otros.
La trama no entraña ninguna dificultad, como ya se esperaba. Luca, a quien le da vida el gran Fabio Testi (de esos nombres míticos que deben conocerse cuando uno se aventura a indagar en el "exploitation" italiano), se ve atrapado en una guerra entre miembros de la mafia, y el desfile de violencia recalcitrante y atroz es el que podemos esperar estando quien está tras la cámara. Son dos los resortes argumentales: la venganza y la ambición; la primera viene de parte de Luca tras ver a su hermano asesinado por los hombres de un conocido gángster y su decisión de alzarse contra todos, la segunda y más importante revela que hay un interesante discurso detrás de la simpleza del film.

La ambición la dispara una presencia extranjera, un hombre de negocios francés apodado "El Marsellés" dedicado al tráfico de cocaína y el empleo de la fuerza bruta para llevar a cabo sus propósitos; Fulci radiografía con la máxima aspereza, cual Fukasaku en sus "Batallas sin Honor ni Humanidad", los entresijos de la mafia y sus encarnizadas luchas internas, y también las que mantienen con los llegados de fuera a conquistar el territorio e imponer su corrosiva ley y sus malos hábitos. Reza la leyenda que aquél contó con mafiosos auténticos de Nápoles como actores, productores y supervisores del guión y el rodaje, y eso, claro, influyó en la visión del film desde la raíz.
La idea es convertir a esos compatriotas contrabandistas de tabaco y alcohol en hombres de ley, honestos padres de familia (como el mismo Luca) que significan el sustento de casi toda la economía de las clases bajas en la ciudad; esto es: en poco más que héroes sacrificados (sin por supuesto, dejar de observarlos desde una perspectiva cruda) y rretratar el Mal en esos traficantes de droga extranjeros que contaminan la sociedad y corrompen a los hombres. Confrontan, por tanto, la postura clásica, conservadora y patriota y la moderna e inmoral.

De ahí que el increíble tiroteo del clímax esté organizado por los gángsters más veteranos (donde aparece Fulci en un impagable cameo). Por lo demás, éste se deja llevar por la visceralidad a un nivel inenarrable y desata así, con momentos que desafían la persistencia retiniana como la violación a Adele (la esposa de Luca) o la tortura a Ingrid, un espectáculo tan atestado de hemoglobina y obsesión por el sadismo que acercan más la película al "splatter" que al "thriller" convencional (en comparación las obras de Lenzi, di Leo o el propio Fukasaku resultan hasta sensibles).
Desde luego se esfuerza en mostrar el lado más desagradable, grotesco e indigesto de la mafia italiana mientras a su alrededor se dispone una sociedad corrupta y repulsiva (la policía, que sólo observa o actúa de forma incorrecta, perjudicando más que ayudando; el médico, que sólo quiere dinero...); la estructura también se ve acusada de un cierto caos narrativo, colando ciertas secuencias que no conducen a ningún sitio y que únicamente sirven para aumentar la sensación de morbo y suciedad (que me expliquen a mí la razón de esa orgía que se organiza en casa de Luigi...con éste observando...).

Al lado de Testi la guapa Ivana Monti y los competentes Enrico Maisto, Ferdinando Murolo, Ofelia Meyer y ese Marcel Bozzuffi como "El Marsellés" (en cuyo papel yo hubiera preferido ver a Henry Silva); también destaca la presencia de grandes actores como Venantino Venantini, Romano Puppo y la célebre actriz porno transexual Ajita Wilson.
Interesante experimento de Fulci antes de sumergirse en las aguas del horror y la fantasía. Exitosa en taquilla, odiada por los críticos, "Luca, el Contrabandista" está impregnada de sexo, "gore" e intriga de novela negra de bolsillo con destellos de Peckinpah y Friedkin (además de los nombrados)...y un brutal clímax sacado sin pudor de "Milano odia: La Policia non Può Sparare" que paga su tributo a Lenzi y al clásico género.
Chris Jiménez
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