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Voto de Luis Guillermo Cardona:
8
Aventuras. Drama Una mujer (Miriam Hopkins), en plena fiebre del oro llega a San Francisco para casarse pero inmediatamente le informan que su novio falleció tras perderlo todo en la ruleta. Luis Chamalis (Edward G. Robinson), el dueño del casino que domina la ciudad bajo el crimen, se ofrece a ayudarla y ella acepta. (FILMAFFINITY)
5 de julio de 2019
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
El término, Barbary Coast (o Berber Coast), comenzó a ser usado por los europeos del siglo XVI en referencia a las regiones costeras de ÁfrIca del Norte (hoy Argelia, Libia, Marruecos…), habitadas entonces por un pueblo cuyo autónimo, Imazhigen (Hombres libres) se convirtió peyorativamente en Berber (Bereber entre nosotros). El ‘berber’ (bárbaro) pasó al inglés ‘barbary’ … y así se les denominó durante siglos.

El nombre, Barbary Coast, trascendió a las costas de San Francisco (EE.UU.), pues, desde mediados del siglo XIX (con la llamada Fiebre del Oro de 1849 en California), comenzaron a llenarse de clubes nocturnos, burdeles y casas de juegos… y esto crecía y crecía, en la medida que llegaban más y más hombres dispuestos a trabajar muy duro para conseguir el oro que luego vendían… y en sus diarias borracheras el dinero iba a parar a manos de las prostitutas, los tahúres o los bandidos.

En su libro: “The Barbary Coast: An Informal History of the San Francisco Underworld” (2002), su autor, Herbert Asbury, cita una vieja crónica publicada en el San Francisco Herald, que resulta bastante diciente: “La parte superior de Pacific Street, está llena de ladrones, mujeres de baja ralea, tipos borrachos (...) Marinos desprevenidos y mineros desorientados, son asediados por ladrones y hábiles estafadores siempre al acecho desde sus guaridas, y a quienes no se emborrachan se les puede drogar hasta que la insensibilidad los convierte en fáciles víctimas (...) Cuando tienen una razón para creer que un hombre tiene dinero, lo seguirán cuanto sea necesario y activarán los dispositivos que les permita atraparlo con sus garras criminales”.

En este territorio y en una época -1849- que, en poco o nada se diferencia de lo que aún, hoy día, sigue ocurriendo en muchas partes del mundo, Ben Hecht y Charles MacCarthur, ambientaron la historia de una mujer de piel tan blanca que la llamaban Swan (Cisne), la cual llega a San Francisco con la frustrada esperanza de encontrar a un hombre con el que esperaba cambiar su existencia… pero ante la pérdida, Mary Rutledge (pron. asociable a Roulette), querrá seguir adelante y así se convertirá en la socia de, Luis Chamalis, el mandamás de la zona dueño de muchas cosas, y entre ellas, La Casa de Juegos La Bella Donna, en la que Mary -con esa piel que atrae hasta a los... más remisos-, se ocupará de la ruleta donde gana quien ellos quieran que gane y pierde quien ellos quieran que pierda.

Pero, cuando en el camino de Mary, se cruza James Carmichael, otro hombre con sueños y esperanzas, algunas cosas van a pasar en aquel antro, que, quizás remuevan unos cuantos corazones y una que otra conciencia.

El director, Howard Hawks, se abona con, <<LA CIUDAD SIN LEY>>, otra valiosa película, recreando con efectividad un momento histórico de nunca olvidar y esa suerte de turbios pantanos donde, contra todo mal, cada ser humano conserva esa esencia divina que tan solo busca una buena ocasión para poderse liberar.

Un sólido reparto, encabezado por Miriam Hopkins, Edward G, Robinson, Joel McCrea... y un magnífico Walter Brennan, da solidez a una trama, sin lugar a duda, bien interesante… y la manera como, Hawks, cierra la historia me resulta bastante atinada.

Título para Latinoamérica: LA REINA DE LA RULETA
Luis Guillermo Cardona
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