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Voto de Luis Guillermo Cardona:
10
Romance. Drama Durante la Gran Depresión, un joven campesino de Minnesota, Lem Tustine (Charles Farrell), viaja a Chicago donde se enamora de una camarera, Kate (Mary Duncan), con la que se casa. Cuando la lleva a la granja, el padre de Lem (David Torrence) cree que ella sólo va tras el dinero de su hijo.
15 de septiembre de 2010
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta es la clase de película que me gusta ver en óptimas condiciones, y ojalá, con una delicada mano femenina cobijada entre las mías. Se trata de un filme tan exquisitamente romántico, tan inspirado desde el primero hasta el último plano, y con una pareja protagonista tan emotiva, que consigue transportarnos fuera de este mundo para permitirnos sentir el encanto y el sufrimiento que acompañan siempre la experiencia del amor.

Expreso todo mi aprecio y admiración por el director, Friedrich Wilhelm Murnau, porque su presencia en el arte cinematográfico nos ha sido siempre grata, y cada vez que apreciamos sus obras se fortalece en nosotros la pasión y la fascinación por un arte que nos acerca a la esencia humana como ningún otro. El cine, cuando es arte, es un esplendoroso espejo de la vida, y por fortuna, hay grandes hombres que así lo entienden y que comprometen su experiencia con el arte como una oportunidad para dejar plasmadas las historias que engrandecen al hombre, lo dignifican o le muestran un camino por el que pueda iniciar la transformación de su propia existencia.

Basado en la obra, "The Mud Turtle" (La Tortuga de Barro) de Elliott Lester, y con guion de Berthold Viertel y Marion Orth, <<EL PAN NUESTRO DE CADA DÍA>>, (me encanta que se haya conservado en español el título que, Murnau, quiso para su filme), además de ser un canto al pan (trigo) como símbolo de la unión entre todos los hombres, es un efectivo llamado al respeto por la dignidad de todo ser humano, pues, es ya un sentir absurdo que repudiemos a alguien a cuenta de su origen, su color de piel, su profesión... o su religión.

Lem Tustine, es un muchacho que ha ido a Chicago a vender el trigo que acaba de cosechar con su padre. Allí conoce a Kate, una encantadora camarera quien, como empleada de una cafetería, se siente como una oveja más del rebaño mientras, muy adentro, conserva una esperanza que todavía no se hace realidad. Entre ellos, surge el amor a primera vista, ese que hace muy pocas preguntas y que te envuelve en un velo capaz de sobreponerse a todas las reglas y a todos los prejuicios... y lo mágico del filme es que, ese mismo velo, nos envuelve a nosotros y nos sentimos como chicos caminando entre esa blanca nube de encanto y de ternura que, por unos inolvidables minutos, cobija a Lem y a Kate.

Se olvida uno de que está ante un filme silente, porque los afiches nos revelan los pensamientos de la chica (el rebaño de ovejas, la pareja en el bote); la música enaltece con romántica suavidad las magníficas imágenes; y todos sus protagonistas impregnan con tanta vida este drama humano, que no cabe objeción alguna: estuvimos en presencia del arte diáfano y evocador.

Y tenemos que hacer lo que haya que hacer, para que ningún ser humano, ¡absolutamente ninguno!, se sienta excluido de su derecho al pan y a una mano extendida. Sólo así, podremos un día ser dignos del paraíso.
Luis Guillermo Cardona
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