Honestamente creo que esta película de Clint Eastwood tuvo mala suerte. Ni la crítica ni el público interpretó cual era la intención del maestro Eastwood con este trabajo. Y sin bien no es uno de sus mejores trabajos si es un experimento interesante. Quién conozca la trayectoria de Eastwood, sabrá que es un realizador clásico y a la antigua usanza y con una muy importante impronta personal en todas sus cintas. Aquí Clint directamente decide marcarse un ejercicio de Cinema Verité. Y si para homenajear a los héroes que impidieron que el mal triunfase ese día, Clint tiene que filmarlos interpretándose a ellos mismos, pues Clint lo hace. Porque puede hacerlo, porque para algo es una leyenda viva de Hollywood y uno de los mejores realizadores que hay detrás de una cámara.

Para filmar el hecho, Clint Eastwood decide hacer un análisis de los protagonistas ¿quiénes son? ¿qué les llevó a actuar decididamente cuando el mal irrumpió de repente? ¿por qué lo hicieron? ¿por qué estaban ahí? Por esto, Clint debe de contar su infancia, de contar la amistad entre los protagonistas y contar como fue su viaje a Europa y lo que tenían pensado hacer. Desembocando en la impresionante de escena de acción final.

A pesar de la mala suerte, a Clint Eastwood eso le da igual. No ha hecho una película mala en su vida y esta desde luego no lo es. Es sin duda un homenaje a un grupo de buenas personas que cumplieron con su deber cuando tuvieron que hacerlo.

Además fue un gran momento el ver esta película con mi padre en los cines Palacio de la Prensa en Madrid, en la versión original subtitulada.