Doug Liman, pavisoso director de acción que no molesta, ni deslumbra, ni todo lo contrario sigue a lo suyo con "Al filo del mañana", un "Atrapado en el tiempo" con mucha acción, un poco de ciencia-ficción absurda y un hermoso homenaje a todos los que le tenemos tirria al pesado de Tom Cruise, ese hombre que si no chupa dos mil planos en cada película, no se queda contento.

La historia va de un oficial de relaciones públicas que (no me enteré muy bien a santo de qué) acaba metido de pronto en el fregado de combatir de verdad contra un montón de extrarrestres invasores a punto de destruir el mundo.

La particularidad de todo esto es que un suceso provoca que Tom reciba el superpoder de revivir el mismo día constantemente, convirtiendo la película en la típica escena de videojuego que se te atraganta y tienes que repetir noventa veces para poder pasártela.

Lo cierto es que la premisa tiene su punto, pero la trama es tan estúpida y la parte final tan farragosa, oscura, incomprensible y aburrida que lo que podría haber sido una digna película de su género acaba convertida en la enésima chorrada mediocre, sin estilo alguno y sin siquiera un apreciable encanto de serie B que pueda revindicarla.

Lo mejor que se puede decir, aparte de que Tom Cruise muere constantemente, es que sirve para pasar el rato, como serviría clavar una estantería en tu pared o teñirte el pelo de color rosa chicle. También es verdad que para pasar el rato, hay películas mejores.