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Tajikistan Tajikistan · Demonlandia
Voto de Neathara:
1
Comedia Cuarta entrega de las aventuras del casposo policía José Luis Torrente. En esta ocasión encontramos a nuestro (anti)héroe en una situación delicada. Tras varios intentos fallidos de llevar una vida digna (como si eso fuese posible), decide aceptar un peligroso encargo que le hace un viejo conocido. (FILMAFFINITY)
16 de marzo de 2011
173 de 229 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin palabras, así me ha dejado esta última película de Santiago Segura como director.

Mientras la Alianza y el Imperio disputan las sangrantes tierras libias, mientras el futuro de Japón y la segunda temporada de Claymore penden de un hilo nuclear, se estrena la cuarta entrega de Torrente con su propia aportación a las catástrofes mundiales: una película con Belén Esteban y el Hijo de la Pantoja (ya sabéis cuál).

Millones de parados españoles son expuestos a la contemplación, activa o pasiva, de cómo un hatajo de gentuza de mierda cobran dinero por ser gentuza de mierda -en 3-D. Y no hace falta ir al cine: el bombardeo se produce desde televisión, prensa y marquesinas de los autobuses, la gran esperanza blanca de la taquilla española: un auténtico producto sin ganas, sin alma, sin credibilidad, sin gracia. En que las bromas se huelen a kilómetros, en que se desvela a un director vencido y vendido a su propio éxito, capitulando vergonzosamente y por fin renunciando a retratar -o eso se vendía- un panorama casposo del que el "amiguete" Santiago Segura ha pasado a formar parte desde hace ya mucho tiempo.

Un festival de cameos infumables que ni siquiera pasará por el tolerante filtro de muchos de los fans de la saga y ni mucho menos convencerá a los que no la tragamos desde un inicio: sobre todo porque en general iremos en calidad de resignados acompañantes.

Se pueden rescatar un par de cosas, aun con reparos: la partitura de Roque Baños está bien; lástima que Tamara LaMala no estuviese disponible para hacer la banda sonora y tuvieran que encomendárselo a un profesional. Queda casi hasta mal.

Por otra parte, muchas novias aguantarán este suplicio con un espíritu más estoico sabiendo que un visionado de la cosa ésta equivale por lo menos a quince comedias románticas. No es un gran consuelo, pero quizás sirva para reemplazar el acre sabor de la basura con el dulce paladar de la venganza.
Neathara
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