Decir que Terrence Malick es ambicioso es una obviedad que se queda corta en El árbol de la vida. Lo que algunos llaman ser ambicioso a otros le supone ser pretencioso. Da igual, Malick quiere hacer una disección del ser humano ¿de dónde venimos? ¿Hacia dónde vamos?

Sí, tan amada como denostada, la película hace una profunda reflexión sobre la vida y la muerte (casi nada). A través de una trama sencilla, consigue trasladarnos a esa extraña sensación de cómo llegamos hasta este punto, sobre lo que hacemos aquí, sobre si algo de todo esto tiene sentido, sobre la casualidad, la terrible casualidad.

Con la familia como eje central, la pérdida, la añoranza, el recuerdo, el auxilio, la necesidad, la carencia. El árbol de la vida es algo más que una película, es la tesis sobre el hombre y el universo que lo rodea.