De pequeño era un adicto al cine oriental o todo lo que tuviese que ver con el. Y cuando digo todo...es todo. Hoy día eso ha cambiado mucho, prácticamente hoy día no veo nada, pero nada de nada, salvo la excepción que rompe la regla.

Y preguntaréis, ¿por qué entonces he visto esta en particular? Pues entre otras cosas porque nunca leo sobre una película y mucho menos veo los trailers que te destrozan lo más interesante. Y así es como de vez en cuando me tengo que encontrar con estas sorpresas desagradables. Me imaginaba que la gran muralla trataba más el hecho histórico, aunque al saber que estaba Matt Damon de por medio, ya me entraron serias dudas.

Pues para que os hagáis una idea de lo que os vais a encontrar, unos estafadores, ladrones, llegan a una ciudad en busca de pólvora para hacer negocios y ganar mucho dinero, pero se ven envueltos en una guerra contra un enemigo muy peculiar, no se trata de otros chinos más poderosos, ni japoneses cabreados, ni tan siguiera mongoles salvajes, no, es una especie de aliens que se reproducen en cantidades asombrosas y que han tomado por misión, hacerse con la gran muralla y todos los que están viviendo en ella. Para ello se tendrán que enfrentar a unas especies de guerreras-bailarinas que visten como los locomías, osea, que si trataba de pasar inadvertidos ante los ojos de los bichos, lo llevan claro.

Una pena la poca participación en la trama de Willem Dafoe y ver casi haciendo el mismo papel que en juego de tronos a Pedro Pascal.

Entretenida a ratos, decepcionante el tiempo restante.