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Voto de Ozymandias_Iskander:
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Ciencia ficción. Aventuras
Dos Doctores perdidos en un mundo helado, negándose a regenerar. Y un capitán del ejército británico, aparentemente destinado a morir en la Primera Guerra Mundial, pero sacado de las trincheras para jugar su papel en la historia del Doctor. Éste es el último capítulo de las aventuras del Duodécimo Doctor, y el comienzo de una nueva era.
28 de diciembre de 2017
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando Steven Moffat anunció que abandonaba Doctor Who tras una última temporada y un especial navideño, muchos supimos que había llegado el momento esperado. Moffat ha tenido múltiples aciertos como guionista, pero ha sido más irregular como showrunner de la serie (sin ser catastrófico, eso sí). Sin embargo, esta última temporada y su epílogo, el especial navideño Twice upon a time, suponen una despedida por todo lo alto, más incluso cuando supone decir adiós a un Doctor que muchos hemos llegado a considerar uno de nuestros favoritos, el encarnado por Peter Capaldi, que más de una vez, ha salvado los guiones y elevado la serie.
Twice upon a time, más que como una última aventura del Doctor de Peter Capaldi, debe verse y apreciarse como una especie de epílogo de su última batalla contra los cibermen. El Doctor rechaza la idea de regenerarse y no es la primera vez que lo hace; más allá del Doctor de David Tennant, el primer Doctor ya presentó sus dudas y aquí tenemos una interesante paradoja que reúne al Doctor Doce (si no contamos con el War Doctor) y al Primero en medio de la Primera Guerra Mundial y con una extraña organización, Testimonio, que utiliza los viajes en el tiempo y toma los recuerdos de los moribundos; es decir, Testimonio se alimenta de la nostalgia y el cambio, como la propia serie, cuyo capítulo navideño, de una hora, se devora en un santiamén, ya sea por apoyarse en la música de un Murray Gold que resucita muchos de sus clásicos o desde ese inicio que nos lleva a más de setecientos capítulos atrás... El Doctor puede hacerlo y lo hace.
El especial de Navidad sirve como breve recorrido por el Doctor de Capaldi, desde esa TARDIS oscura y su guitarra eléctrica, hasta su carácter siempre cambiante y de talante rockero, que encontró un poco de esperanza en sus compañeras, Clara y Bill, y que se enfrenta a sus últimas horas con un aire melancólico, que nos lleva a recorrer antiguas aventuras, ya sea mediante menciones a otros doctores o la aparición de cierto dalek. Por tanto, este epílogo es un abrazo nostálgico a todo lo que es Doctor Who; un abrazo que disfrutarán sobre todo los fans que ven el inicio de un nuevo periplo en el horizonte..., pero también un cierre. Quien esperase una batalla final, puede llegar a sentirse decepcionado; quien aguardase un epílogo y viera los dos últimos episodios de la décima temporada como el cierre, disfrutará mucho más de este adiós.
Steven Moffat se despide la serie sin hacer grandes cambios ni entablar grandes luchas como en Trenzalore (ahí queda, a la espera, ese cameo del Doce en El día del Doctor). Una vez más, fija su mira en la muerte, los recuerdos y el destino. Puede que hubiese podido sacar más del Primer Doctor, con un estupendo David Bradley, pero cumple brevemente añadiendo al canon a esa sombra de la genial Bill y al estupendo personaje de Mark Gatiss, que merece la pena no ser descubierto en una crítica, sino en un propio episodio que ve su colofón en ese breve milagro de guerra, que hace que el Doctor siga protegiendo este mundo incluso cuando piensa que es hora de descansar en paz.
En este comentario he repetido muchas veces las palabras: "nostalgia", "adiós" y "despedida", tiene su motivo de ser, sin duda. Twice upon a time empieza con muerte, nieve, hielo y concluye con frenesí, fuego y pelea; conceptos que parecen antagónicos, pero se encarnan en ese ser que hace que las cosas buenas ocurran, ese personaje de cuento de hadas que es el Doctor, y lo mejor es que, como todos los cuentos de hadas, estos nunca mueren mientras haya alguien que los cuente. O un Doctor que siga huyendo. Y somos afortunados.
Twice upon a time, más que como una última aventura del Doctor de Peter Capaldi, debe verse y apreciarse como una especie de epílogo de su última batalla contra los cibermen. El Doctor rechaza la idea de regenerarse y no es la primera vez que lo hace; más allá del Doctor de David Tennant, el primer Doctor ya presentó sus dudas y aquí tenemos una interesante paradoja que reúne al Doctor Doce (si no contamos con el War Doctor) y al Primero en medio de la Primera Guerra Mundial y con una extraña organización, Testimonio, que utiliza los viajes en el tiempo y toma los recuerdos de los moribundos; es decir, Testimonio se alimenta de la nostalgia y el cambio, como la propia serie, cuyo capítulo navideño, de una hora, se devora en un santiamén, ya sea por apoyarse en la música de un Murray Gold que resucita muchos de sus clásicos o desde ese inicio que nos lleva a más de setecientos capítulos atrás... El Doctor puede hacerlo y lo hace.
El especial de Navidad sirve como breve recorrido por el Doctor de Capaldi, desde esa TARDIS oscura y su guitarra eléctrica, hasta su carácter siempre cambiante y de talante rockero, que encontró un poco de esperanza en sus compañeras, Clara y Bill, y que se enfrenta a sus últimas horas con un aire melancólico, que nos lleva a recorrer antiguas aventuras, ya sea mediante menciones a otros doctores o la aparición de cierto dalek. Por tanto, este epílogo es un abrazo nostálgico a todo lo que es Doctor Who; un abrazo que disfrutarán sobre todo los fans que ven el inicio de un nuevo periplo en el horizonte..., pero también un cierre. Quien esperase una batalla final, puede llegar a sentirse decepcionado; quien aguardase un epílogo y viera los dos últimos episodios de la décima temporada como el cierre, disfrutará mucho más de este adiós.
Steven Moffat se despide la serie sin hacer grandes cambios ni entablar grandes luchas como en Trenzalore (ahí queda, a la espera, ese cameo del Doce en El día del Doctor). Una vez más, fija su mira en la muerte, los recuerdos y el destino. Puede que hubiese podido sacar más del Primer Doctor, con un estupendo David Bradley, pero cumple brevemente añadiendo al canon a esa sombra de la genial Bill y al estupendo personaje de Mark Gatiss, que merece la pena no ser descubierto en una crítica, sino en un propio episodio que ve su colofón en ese breve milagro de guerra, que hace que el Doctor siga protegiendo este mundo incluso cuando piensa que es hora de descansar en paz.
En este comentario he repetido muchas veces las palabras: "nostalgia", "adiós" y "despedida", tiene su motivo de ser, sin duda. Twice upon a time empieza con muerte, nieve, hielo y concluye con frenesí, fuego y pelea; conceptos que parecen antagónicos, pero se encarnan en ese ser que hace que las cosas buenas ocurran, ese personaje de cuento de hadas que es el Doctor, y lo mejor es que, como todos los cuentos de hadas, estos nunca mueren mientras haya alguien que los cuente. O un Doctor que siga huyendo. Y somos afortunados.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Por otra parte, Twice upon a time toma cierta decisión interesante: ¿qué pasaría en una historia de Doctor Who donde no hubiesen villanos ni plan maligno? No es una pelea más, es el hecho de aceptar una derrota o... puede que una victoria muy triste. Peter Capaldi, un actor asombroso que se ha convertido en uno de mis Doctores favoritos, se despide de todos con un triste monologo, uno de esos a los que nos ha acostumbrado en su deslumbrante paso por la serie, y más allá de los recuerdos, deja un par de consejo para su futuro yo, una dama de cabellos dorados que no duda en destruir la TARDIS sin querer, recordándonos al propio Capaldi cuando se regeneró y, sobre todo, a Matt Smith como el Once.
Publicado originalmente en: http://bit.ly/2DtAbjR
Publicado originalmente en: http://bit.ly/2DtAbjR