No voy a decir en qué circunstancia se cita porque es reveladora pero en un momento dado aparece el viaje de mi título. Algo así como "este barco te llevará a Málaga y de ahí a Madrid". Ole ahí el poderío español. Bromas aparte, la combinación de terrorismo e investigación parajudicial promete un trabajo ameno con la suficiente intriga como mantenerte en ascuas, cosa que finalmente cumple por los pelos. Por ejemplo, dudo hasta el final si el acusado es bueno o en realidad no. Eso sí, la propuesta pretende ser comprometida pero a los pocos minutos lo que hace es estancarse en una peligrosa atonía de la que le cuesta salir. Confusa en su temporalidad, lenta en su totalidad, con unas tramas no muy bien ensambladas y con un final precipitado, "Expediente Anwar" se salva más por la intención que por su resultado.

Por supuesto, el verdadero mérito de Gavin Hood no es hacerse con los servicios de Meryl Streep, que está fenomenal en tan poco tiempo, tanto que no sé si por contraste Jake Gyllenhaal me ha parecido particularmente gris, sino en poner encima de la mesa el espinoso asunto de las tácticas contra el terrorismo. En concreto, las rendiciones extraordinarias, que son el secuestro y envío de sospechoso a cárceles secretos en terceros países en los que son torturados. Todo en esto tiene muy mala pinta pero me centraré en lo último. La tortura en sí, nos guste o no, puede ser eficaz. Es más, si supiéramos que íbamos a evitar un atentado mortal la gran mayoría la aplicaríamos. Ahora bien, en la vida real raras veces se presentan las cosas con esta certeza por lo que en la práctica, más vale emplear otros métodos.