Esta exitosa producción argentina nos muestra la vida de dos chantas (1) que se las ingenian para timar y engañar a la personas desprevenidas con el fin de obtener dinero por malas artes. Estos personajes no son ladrones, ya que no ejercen la violencia o el miedo; lo de ellos es el ardid sutíl que permita despojar de dinero a sus víctimas.
Ricardo Darín presenta aquí una interpretación antológica; cierto es que el hombre tiene el aspecto y el aire de un personaje de éstos; y si además agregamos que estamos hablando probablemente del mejor actor argentino de la actualidad, vemos porqué su personaje se roba (con perdón de la palabra) la película. Gastón Pauls y Leticia Bredice acompañan en gran forma, e Ignasi Abadal compone un genial español interesado en comprar las estampillas.
El malogrado director Fabián Bielinsky logra una película genial sobre timadores (Bielinsky también tima al espectador), que ningún cinéfilo debería dejar de ver. Las escenas irradian un magnetismo constante mientras asistimos a lo más sublime (por ejemplo la relación de Juan (Gastón Pauls) con su padre) y lo más sórdido del ser humano.

(1) Chanta: término lunfardo para designar a la persona que no se apega a las normas; persona tramposa.