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España España · Barcelona
Voto de Eduardo:
6
Western Implacablemente perseguido por la familia Rogers tras una disputa sobre ganado, Ben Caine es llevado a su rancho. A pesar de las súplicas desesperadas de su esposa María, los Rogers cuelgan a Ben, obligándola a ver el crimen. María, consumida por la venganza, solicita la ayuda de Manuel, un pistolero errante preocupado por su pasado. (FILMAFFINITY)
6 de abril de 2019
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tal como su título indica, nos hallamos ante un western, en su modalidad spaghetti, pero con rasgos estilísticos y de guión que lo dotan de cierta especificidad. En primer lugar, el peso de la coproducción recae sobre la parte francesa, lo cual ya es definitorio. Nada de chorradas, chistecitos, payasadas y demás: es una película marcada por la fatalidad y cierto nihilismo heredero del existencialismo. Dirección, guión, fotografía, música y principales protagonistas son de nacionalidad gala. Y el realizador no es cualquiera: Robert Hossein, 91 años, todavía en activo en 2013, y cuyos inicios actorales se remontan a 1948. Pas mal. Hossein ya había coqueteado con el western en época temprana, 1961, con El sabor de la violencia, otra interesante incursión que valdría la pena recuperar. Si allí era Giovanna Ralli la protagonista, en Una cuerda, un Colt Hossein requiere los servicios de la deliciosa Michèle Mercier, muy lejos de su papel de Angelica en la saga de aventuras homónima, jamás vista en este desdichado país por mor de alguna teta que se le salía a Michèle del corpiño. No en vano Hossein era su partenaire en dicha serie. También aparecen en la cinta Serge Marquand y el extraño Michel Lemoine, en un papel hecho a su medida, y si IMDB no miente, un primerizo Fabio Testi.
Unos malvados ganaderos asesinan a un hombre que ha osado rebelarse contra ellos, y encima robarles un cargamento de oro, ante los ojos de su mujer (hierática Mercier, hermosísima; le sienta bien el luto, como a Electra).Obsesionada por vengarse, requiere los servicios de un pistolero retirado (Hossein, más hierático todavía), a quien había conocido en el pasado, para ayudarla en su implacable tarea. Pero la tragedia aguarda a todos los implicados...
Hossein filma con elegancia esta desolación en el desierto de Almería, y casi puedes sentir el polvo en la nariz. Los silencios sustituyen a los diálogos con una elocuencia brutal. Su padre, André Hossein, aporta una banda sonora que es todo un plagio, o un homenaje, según como se mire, al Morricone de la Trilogía del Dólar. De hecho, parece que el propio Leone intervenía en una escena como tabernero, pero en la versión emitida en la 2 el papel recae en Chris Huerta. Hossein admitió que Leone filmó la escena de la cena, y desechó la intervención de Dario Argento en el guión. Sea como sea, Una cuerda, un Colt es un elemento extraño en el cuerpo del spaghetti western y me gustó más de lo que esperaba. Magnífica escena final, que cierra un film tan personal como menospreciado. A reivindicar y recuperar.
Eduardo
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