Media votos
6,7
Votos
5.206
Críticas
1.665
Listas
182
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Mis críticas favoritas
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de Miquel:
8
6,8
1.725
Cine negro. Thriller
Cuando Kelly Sherwood, una joven empleada de banca, regresa a su domicilio en un barrio de San Francisco, es atacada por un desconocido que le exige que robe cien mil dólares del banco donde trabaja; si no cumple sus órdenes, asesinará a su hermana Toby. Aterrorizada, la joven se pone en contacto con el FBI, pero las pistas que aporta son muy escasas. (FILMAFFINITY)
16 de agosto de 2009
45 de 51 usuarios han encontrado esta crítica útil
Notable film policiaco de Blake Edwards (Oklahoma, 1922), poco conocido y en general infravalorado. El guión, de Gordon Gordon y Mildred Gordon, adapta su novela “Operation Terror” (1960), publicada en tres partes en “Ladies Home Journal” (septiembre, octubre y noviembre). Se rueda en escenarios reales de San Francisco (Candlestick Park, Saint Germanie Street, Golden Gate...) y en los Columbia Studios. Es nominado a un Globo de oro (actor secundario, Ross Martin). Producido por Blake Edwards para Columbia, se estrena el 13-IV-1962 (NYC).
La acción dramática tiene lugar en San Francisco (CA), a lo largo de unos pocos días del invierno de 1962. Kelly Sherwood (Remick), de unos 22 años, empleada como cajera de una entidad bancaria, soltera, ordenada, pretendida por Dick (Mallory), un compañero del trabajo, vive sola con su hermana menor Toby (Powers), de 16 años, que estudia bachillerato y es novia de Dave (Evans), también estudiante. Kelly es seria, ordenada, juiciosa y responsable. Toby es alegre y extrovertida. Las dos hermanas se llevan muy bien y se profesan un gran afecto. El inspector del FBI que las ayuda, John “Rip” Ripley (Ford) es un profesional concienzudo, pero rutinario y de escaso talento.
El film suma policiaco, crimen, cine negro, misterio y thriller. El detonante y el móvil de la acción viene dado por el chantaje de que es víctima Kelly por parte de un desconocido fuerte físicamente y con problemas de asma. Se mueve con astucia, un alto nivel de información sobre sus víctimas y allegados y con antecedentes, según sus manifestaciones, de dos asesinatos previos. No deja pistas, no se encuentran indicios de su compleja personalidad y no se conocen sus móviles. Se cubre el rostro con gafas de sol oscuras, oculta la cabeza en la capucha de la trenca y, cuando conviene, se viste de mujer. El nudo dramático se asienta en la capacidad de ocultación del asesino chantajista, la ausencia de pistas, el trabajo rutinario del inspector del FBI, el desarrollo burocrático de su trabajo, la insuficiencia de sus métodos ante las iniciativas y la versatilidad que demuestra el criminal, el escaso talento del inspector Ripley como sabueso perspicaz y con capacidad de anticipación. Se asienta, además, en la gravedad de las amenazas y en la constatación de que las cumple con frialdad y ensañamiento.
El tono del relato es contenido, serio y amargo. Black Edwards, especialista en comedias y dado a edulcorar la situaciones comprometidas, mantiene en este caso una gran coherencia estilística. Crea situaciones de gran tensión, de intenso misterio y de terror franco, sin entretenerse en concesiones. Las imágenes que presenta del criminal y del almacén de pieles abandonado que tiene arrendado, son perturbadoras. Consigue situar el suspense de las secuencias culminantes en niveles escalofriantes: secuestro de una muchacha, retención de Kelly en el garaje de la casa, almacén de maniquís, perspectivas del estadio y otras.
(Sigue sin “spoilers”)
La acción dramática tiene lugar en San Francisco (CA), a lo largo de unos pocos días del invierno de 1962. Kelly Sherwood (Remick), de unos 22 años, empleada como cajera de una entidad bancaria, soltera, ordenada, pretendida por Dick (Mallory), un compañero del trabajo, vive sola con su hermana menor Toby (Powers), de 16 años, que estudia bachillerato y es novia de Dave (Evans), también estudiante. Kelly es seria, ordenada, juiciosa y responsable. Toby es alegre y extrovertida. Las dos hermanas se llevan muy bien y se profesan un gran afecto. El inspector del FBI que las ayuda, John “Rip” Ripley (Ford) es un profesional concienzudo, pero rutinario y de escaso talento.
El film suma policiaco, crimen, cine negro, misterio y thriller. El detonante y el móvil de la acción viene dado por el chantaje de que es víctima Kelly por parte de un desconocido fuerte físicamente y con problemas de asma. Se mueve con astucia, un alto nivel de información sobre sus víctimas y allegados y con antecedentes, según sus manifestaciones, de dos asesinatos previos. No deja pistas, no se encuentran indicios de su compleja personalidad y no se conocen sus móviles. Se cubre el rostro con gafas de sol oscuras, oculta la cabeza en la capucha de la trenca y, cuando conviene, se viste de mujer. El nudo dramático se asienta en la capacidad de ocultación del asesino chantajista, la ausencia de pistas, el trabajo rutinario del inspector del FBI, el desarrollo burocrático de su trabajo, la insuficiencia de sus métodos ante las iniciativas y la versatilidad que demuestra el criminal, el escaso talento del inspector Ripley como sabueso perspicaz y con capacidad de anticipación. Se asienta, además, en la gravedad de las amenazas y en la constatación de que las cumple con frialdad y ensañamiento.
El tono del relato es contenido, serio y amargo. Black Edwards, especialista en comedias y dado a edulcorar la situaciones comprometidas, mantiene en este caso una gran coherencia estilística. Crea situaciones de gran tensión, de intenso misterio y de terror franco, sin entretenerse en concesiones. Las imágenes que presenta del criminal y del almacén de pieles abandonado que tiene arrendado, son perturbadoras. Consigue situar el suspense de las secuencias culminantes en niveles escalofriantes: secuestro de una muchacha, retención de Kelly en el garaje de la casa, almacén de maniquís, perspectivas del estadio y otras.
(Sigue sin “spoilers”)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
La obra contiene todos los elementos básicos del género policiaco, pero los presenta desnaturalizados o incluso invertidos. El policía es un profesional sin olfato, sin intuición, carece de carisma, es aburrido y no enamora a la chica; un policía dice que no ha usado nunca la pistola; el soplón es duro e inflexible aunque, cuando se le hace reflexionar, se enternece; el asesino es un psicópata, como corresponde al caso, pero no es un malvado del todo coherente y de una sola pieza.
El film construye algunas escenas que han sido imitadas o utilizadas como base de inspiración por obras posteriores. Nos referimos, entre otras, al taller de maniquís, la escena sobre el césped del estadio vacío, el travestismo del asesino, etc. A la vez, se inspira en películas anteriores, como la serie muda “Keystone Cops” (1912-17), “El tercer hombre” (Reed, 1949), “Psicosis” (Hitchcock, 1960), etc. Anticipa el peluche del tigre que aparece en “La pantera rosa” (1963) y en “La carrera del siglo” (1965). Antes de realizar el film, Blake Edwards se había familiarizado con el género como creador de la serie de TV “Peter Gunn” (1958-61). Es el primer largo que estrena en 1962: en diciembre estrena el segundo, “Días de vino y rosas”.
La interpretación de Lee Remick es notable y convincente. Le da adecuada réplica Glenn Ford. Sobresale la intervención de Ross Martin en el papel del asesino Garland Humphrey “Red” Lynch, por el que se hace acreedor a una nominación al Globo de oro al mejor actor secundario.
La banda sonora, de Henry Mancini (“Sed de mal”, Welles, 1958), ofrece una magnífica partitura de 12 cortes, esmeradamente ajustados a las necesidades de la acción. Pone el virtuosismo sonoro que le caracteriza al servicio de la narración visual: sonido e imagen forman una combinación homogénea y coherente de gran fuerza expresiva. Predominan los temas jazzísticos, pero no faltan los líricos a cargo de solos de piano, como el breve y magnífico “Nancy”. La partitura es una de las mejores de Mancini, aunque no la más conocida. La fotografía, de Philip H. Lathrop (“Días de vino y rosas”, 1962), en B/N, compone imágenes en las que abundan las sombras, los negros sólidos, los contrastes de luz, planos profundos y algunos planos generales. Muestra con delectación el paisaje urbano, diurno y nocturno, de San Francisco. Es una de las películas del realizador mejor valoradas actualmente por la crítica especializada.
Bibliografía
Patricio RUIZ BROTONS, “El ‘otro’ Edwards” (sobre “Chantaje contra una mujer”), ‘Encadenados’, www.encadenados.org/23, sin fecha.
El film construye algunas escenas que han sido imitadas o utilizadas como base de inspiración por obras posteriores. Nos referimos, entre otras, al taller de maniquís, la escena sobre el césped del estadio vacío, el travestismo del asesino, etc. A la vez, se inspira en películas anteriores, como la serie muda “Keystone Cops” (1912-17), “El tercer hombre” (Reed, 1949), “Psicosis” (Hitchcock, 1960), etc. Anticipa el peluche del tigre que aparece en “La pantera rosa” (1963) y en “La carrera del siglo” (1965). Antes de realizar el film, Blake Edwards se había familiarizado con el género como creador de la serie de TV “Peter Gunn” (1958-61). Es el primer largo que estrena en 1962: en diciembre estrena el segundo, “Días de vino y rosas”.
La interpretación de Lee Remick es notable y convincente. Le da adecuada réplica Glenn Ford. Sobresale la intervención de Ross Martin en el papel del asesino Garland Humphrey “Red” Lynch, por el que se hace acreedor a una nominación al Globo de oro al mejor actor secundario.
La banda sonora, de Henry Mancini (“Sed de mal”, Welles, 1958), ofrece una magnífica partitura de 12 cortes, esmeradamente ajustados a las necesidades de la acción. Pone el virtuosismo sonoro que le caracteriza al servicio de la narración visual: sonido e imagen forman una combinación homogénea y coherente de gran fuerza expresiva. Predominan los temas jazzísticos, pero no faltan los líricos a cargo de solos de piano, como el breve y magnífico “Nancy”. La partitura es una de las mejores de Mancini, aunque no la más conocida. La fotografía, de Philip H. Lathrop (“Días de vino y rosas”, 1962), en B/N, compone imágenes en las que abundan las sombras, los negros sólidos, los contrastes de luz, planos profundos y algunos planos generales. Muestra con delectación el paisaje urbano, diurno y nocturno, de San Francisco. Es una de las películas del realizador mejor valoradas actualmente por la crítica especializada.
Bibliografía
Patricio RUIZ BROTONS, “El ‘otro’ Edwards” (sobre “Chantaje contra una mujer”), ‘Encadenados’, www.encadenados.org/23, sin fecha.