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Voto de Khaledia:
3
Drama La fama del saxofonista de jazz Charlie ’Bird’ Parker crece rápidamente a partir de su llegada a Nueva York en 1940. Pero Parker comienza a abusar del alcohol y las drogas, y su vida se convierte en un infierno. (FILMAFFINITY)
12 de agosto de 2007
105 de 170 usuarios han encontrado esta crítica útil
-Día 1: Meto el dvd en el reproductor. Apago las luces. Play.

(...)

Pasados 30 minutos noto como me empiezan a pesar los párpados, como mi cuerpo se ladea… Abro los ojos. ¡Oh, mierda! Me he dormido. Stop. Ya la veré otro día.


-Días después: Lo retomo donde lo había dejado. Play.

(...)

Charlie Parker toca, grita, bebe, se droga y suda. Y yo me canso, me aburro, me agobio y me pregunto que tiene esto de obra maestra. Al compás de las notas del saxo me voy acurrucando y empiezo a notar un calorcito que me sube por la nuca. Es Clint, que me está (otra vez) aniquilando los sentidos. Van cayendo todos, uno a uno. El oído se resiste, mientras el sopor se hace dueño de mí sigo oyendo… lejos… cada vez más lejos… y me convenzo de que el problema no es el jazz. Con esa tortura de metraje (140 minutos que parecen 140 horas) con esa narración espesa y con ese ritmo parsimonioso aunque Clint se hubiera lanzado a ritmo de samba, batucada y bossa nova a realizar un biopic de El Dioni (que ese sí es un pájaro) hubiera parido un somnífero igual de potente e implacable que el que nos ocupa. Se enciende la luz. Me despiertan. Stop. Ya acabaré de verla algún día.



-Semanas después: Adelanto hasta la última escena que recuerdo. Y chutada de café hasta las cejas me prohíbo la posición horizontal y no sé muy bien si por tozudez o masoquismo me dispongo a ver 'Bird' hasta el final. Cueste lo que cueste. Me cuesta. Y mucho.

Charlie Parker sigue tocando, sigue gritando, sigue bebiendo, se sigue drogando y sigue sudando. Y yo me sigo cansando, me sigo aburriendo, me sigo agobiando y me sigo preguntando que tiene esto de obra maestra. La ambientación es perfecta, el sonido también, la actuación de Whitaker estupenda pero... ¿de qué vale la excelencia técnica si has de hacer un esfuerzo sobrehumano para mantener los ojos abiertos?

Presencio la autodestrucción del genio y tanto me da que me da lo mismo. No me altera ni una fibra, no me inquieta, ni me conmueve, ni nada de nada. En mi cabeza sólo una idea: ¡Muérete pelma! ¡Muérete ya! Mis plegarias son atendidas (¡por fin!) y Charlie descansó en paz. Y yo con él. Stop. Open. Meto el dvd en la caja y lo guardo. Pero no en la estantería de dvds del salón. No. Hay un sitio mejor. En el armario de la cocina, entre la valeriana y la tila. Allí es donde debe estar, al ladito de ‘Volver a empezar’.
Khaledia
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