La película tiene su punto y tiene acción, pero mucho mejor que la acción están las secuencias de charlas entre unos y otros; en especial él (Norris) con las mujeres, lo duro y tajante que se muestra. Son un continuo toma y daca.

El duelo final es una breve reseña del concepto "Norris", pero sin contundencia. Chuck Norris cuenta una vida pasada como niño adoptado por un ninja y un intenso entrenamiento que le hará un luchador experto. Existe un malo: Seikura. Este tipo, chino, regenta a las afueras de la ciudad un gimnasio Ninja (perteneciente al movimiento deportivo Octagon), que en realidad es una organización armada y criminal.

Una voz, en off, como de la conciencia, avisa a Scott (Norris) del peligro o le hace recapacitar, pero sólo al principio. Las apariciones de Lee Van Cleef son absolutamente desconcertantes, crean un clima confuso de neblina en el guion difícil de descifrar. No se sabe muy bien qué papel desempeña, pero no importa, no descompone.

Las mujeres aportan bonitas estampas y cumplen muy bien como aderezo, son un complemento muy valioso; y el color de la película, no muy bueno, pero tampoco estridente o molesto, es de un tono difuso que relaja y acompaña.