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Voto de Victor M Lazaro:
10
Drama. Fantástico George Bailey (James Stewart) es un honrado y modesto ciudadano que dirige y mantiene a flote un pequeño banco familiar, a pesar de los intentos de un poderoso banquero por arruinarlo. El día de Nochebuena de 1945, abrumado por la repentina desaparición de una importante suma de dinero, que supondría no solo la quiebra de su banco, sino también un gran escándalo, decide suicidarse, pero cuando está a punto de hacerlo ocurre algo extraordinario. (FILMAFFINITY) [+]
28 de febrero de 2011
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
De entre las miles y miles de películas existen, un pequeño centenar de ellas son capaces de despertar en nosotros sentimientos que pocas veces mostramos, capaces de estimular nuestra glándula lacrimal hasta dejarnos sin lágrimas, capaces de provocar que nos planteemos cambiar en nuestra vida diaria. Esta cinta de la década de los 40 es un claro ejemplo de lo que hablo. Frank Capra, al que algunos tachan de realizar un cine optimista, socarrón y de soluciones milagrosas, comprende de qué están hechas las fibras sensibles humanas y sabe cómo tocarlas para producir el efecto deseado cuando se hace cine: no dejar al espectador indiferente. Generalmente, el cine o las películas de Capra (comprendidas en su contexto histórico) nos muestran a individuos capaces de enfrentarse con los poderosos a base de humanidad.

A parte del guión del propio Capra, Goodrich y Hackett, la interpretación de James Stewart (considerada por él mismo como la mejor de su carrera) dota al film de una calidad que pocas veces tenemos el placer de ver y disfrutar. Stewart, con su porte de delgadez y fragilidad se convierte en un hombre marcado por el devenir de un pueblo y una familia, en un hombre obsesionado por crecer y buscar la felicidad y que, hasta los últimos compases de la película no comprende que la tiene más cerca de lo que cree. George Bailey quedará en el corazón de este crítico aficionado para siempre y en el de muchas personas que ven en su personaje al hombre más feliz del mundo.

Seguro que habrán visto en multitud de ocasiones episodios de series de televisión o películas en las que a un personaje se le permite ver como sería su vida sin él. Pues bien está película lo inventó, y no sólo lo inventó sino que nadie (a mi entender) ha sido capaz de repetir semejante representación con el grado de ejercicio reflexivo que supuso y supone todavía hoy. No se equivoquen, no hay nada de conformista en aceptar ser feliz y Capra lo deja de manifiesto en cada plano.

Capra con mueve por su intimismo cinematográfico y por su crítica al humano que no sabe disfrutar con lo que tiene, quizás en algunos momentos exagere obligándonos a sentir pero recomiendo no resistirse porque vale la pena hacer una cura de humildad de vez en cuando.

En casa está película se ve cada año el día 25 de diciembre, más allá de los christmas y costumbres tradicionales, y más allá de las religiones e imposiciones culturales y consumistas, Capra nos permite la reflexión profunda sobre nuestra propia existencia y convierte la pantalla de nuestro hogar en la fuente del saber popular. Que nadie se la pierda.

Un saludo.
Victor M Lazaro
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