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Voto de Vivoleyendo:
8
Drama Una joven belga (Audrey Hepburn) que pertenece a una familia burguesa, ingresa como novicia en un convento. Tras profesar como monja, la hermana Luke es enviada al Congo a trabajar como enfermera en una misión. Su sorpresa será mayúscula cuando compruebe que ha sido destinada a un hospital para blancos, como ayudante de un cirujano. (FILMAFFINITY)
9 de junio de 2009
41 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si hay algo que este drama de Zinnemann nos comunica con fuerza, es que lo único que podemos hacer es ser quienes somos.
No sirve de nada engañar a los demás y tratar de engañarnos a nosotros mismos, pretendiendo ser alguien que no podemos ser.
Muchas de las decisiones que tomamos implican compromisos, renuncias, bendiciones, sacrificios, alegrías y sufrimientos, en distintas proporciones. Una mujer que se consagra a ser monja debe aceptar y hacer suyos el compromiso, la renuncia, el sacrificio y el sufrimiento, recibiendo a cambio las bendiciones y las alegrías que conlleva la recompensa espiritual y divina. Librará una lucha constante para despojarse de su orgullo, de su vanidad, de su amor propio, de sus deseos carnales y de su rebeldía. Tendrá que esforzarse cada día por ese camino de perfección lleno de humanas imperfecciones, tendrá que tropezar mil veces para levantarse mil veces y seguir. Porque el orgullo, la vanidad, el amor propio, los deseos carnales y la rebeldía son como los pulmones, como el corazón, como todos los órganos vitales. Están tan presentes y tan arraigados en nuestro espíritu como los órganos lo están en nuestro cuerpo.
Por ello, el camino de una esposa de Cristo no es como caminar por la ininterrumpida paz de un túnel de luz cegadora. Puede llegar a ser un camino lleno de zarzales espinosos que rara vez ofrece paz interior. Porque la verdadera virtud de quien se consagra a Dios no es la imposible posesión de la perfección del alma, sino su búsqueda incansable. Sabiendo que la lucha será perpetua y aceptándola como la parte más difícil del sacrificio.
Tratar sin tregua de vencer los mundanos impulsos y sentimientos. Sin lograrlo completamente, pero domándolos y controlándolos cada vez con mayor eficacia, gracias a la ayuda de la experiencia, de la fuerza interior y, sobre todo, de la verdadera vocación. Puede que esto último sea lo más esencial para lograrlo.
Zinnemann, por medio de la batalla interna de la hermana Lucas, nos muestra una de las cosas más complicadas en esta vida: encontrarte a ti mismo.
Vivoleyendo
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