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Voto de Vivoleyendo:
7
Drama Soñando con el éxito como cowboy de exhibición, el joven e ingenuo tejano Joe Buck se traslada a Nueva York, donde comienza a trabajar como gigoló seduciendo a mujeres maduras de Manhattan. Joe pronto descubre que ese mundo no es como él se imaginaba, pero antes conoce a Rico "Ratso" Rizzo, un timador que lo quiere estafar. (FILMAFFINITY)
8 de octubre de 2008
72 de 82 usuarios han encontrado esta crítica útil
Schlesinger arroja el “American way of life” por las alcantarillas en este drama repleto de búsquedas infructuosas, de fracasos y de sueños huidizos.
La tierra de las oportunidades demuestra que las oportunidades las pintan calvas y que rara vez suelen pasar por nuestra puerta. Hay veces en que parece que alguna deidad burlona se ríe de nuestra suerte y nos condena a vagar desamparados y maltrechos.
Algunas personas nacen destinadas a habitar en el lodo y a no conocer más que rechazos, inseguridades, temor y sinsabores, y tratan de engañarse con ilusiones castigadas pero que persisten con la tenacidad de ser el único sustento para unas almas hambrientas.
Joe Buck ha crecido en un pueblo de Texas en el seno de una familia deshecha, bajo la tutela de una abuela ligera de cascos pero que lo ha criado lo mejor que ha sabido. Harto de pensar que es un don nadie, se enfunda sus ropas de cowboy de pega, coge su maleta, lo deja todo atrás y se marcha a Nueva York, convencido de que su atractivo, su buena figura y su pinta de vaquero le granjearán mujeres a granel de las que poder mantenerse. Sus planes consisten en convertirse en un gigoló, en un playboy que las vuelva locas con su chaqueta de piel y flecos, con sus camisas de colores vivos, sus jeans ajustados y sus botas de diseño.
Una vez en la Gran Manzana, las cosas no resultan ser nada fáciles. Las mujeres neoyorquinas aparentan ser duras y curtidas leonas del asfalto, del hormigón y del acero a las que no impresiona en absoluto un petimetre pueblerino con aspecto de estar haciendo mala publicidad para atraer una dudosa clientela hacia algún antro de mala muerte. El resultado es que no le hacen caso y, si alguna se digna descender de sus alturas para requerir los servicios sexuales del joven, se siente hipócritamente ofendida cuando éste le reclama dinero por el intercambio.
Sin blanca y sin medios de subsistencia, Joe sin embargo no pierde la petulancia de su floreciente juventud. Paseando su indigencia por las calles de Nueva York, se cruza con otro pobre diablo que ha nacido con peor estrella aún que la suya propia. Lisiado y tan abandonado por el mundo como Joe, Rico Rizzo será la única compañía y el único amigo del tejano en esa gigantesca urbe ingrata y poblada de almas dejadas de la mano de Dios. Deambulando por el inframundo de los indigentes y los sin techo que buscan refugios de prestado en edificios deshabitados y que cometen hurtos y buscan trapicheos para subsistir, Joe y “Ratzo” avanzan con su desesperado lazo de amistad por los vericuetos de una sordidez que se come la escasa belleza que alguna vez puedan saborear.
Dos tipos luchando en la miseria, apoyándose el uno en el otro en una batalla que no se resignan a perder pese a saber que apenas hay salidas.
Y en el fondo de todas sus ilusiones, una imagen de las palmeras y del sol de Florida pone el colorido y la luz al apagado tono grisáceo que las llamativas ropas de Joe tratan de disimular.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Vivoleyendo
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