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España España · Madrid
Voto de Servadac:
7
Drama. Aventuras. Fantástico Una caravana transporta a un anciano y moribundo Sheikh a Sijilmasa. Su última voluntad es ser enterrado junto a los suyos, pero muere mientras suben las escarpadas cumbres del Atlas marroquí. Los viajeros, temerosos de la montaña, se niegan a seguir transportando el cadáver. Ahmed y Said, dos buscavidas que viajan con la caravana, dicen conocer el camino a Sijilmasa y se ofrecen a llevar su cuerpo hasta allí. La esposa del Sheikh duda ... [+]
12 de febrero de 2017
41 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
Leo que ‘Mimosas’ es un western religioso. Me informo también de que los conductores son ángeles que ayudan al viajero. Veo que Ahmed hace de Ahmed, Shakib de Shakib, Said de Said, Ikram de Ikram…

Oliver Laxe apunta desde el título –de apariencia inescrutable– a que no hay nada que entender. Para mí, más allá de toda explicación, ‘Mimosas’ es una propuesta de cine al aire libre sin complejos.

Como en ‘Colorado Jim’ (1953, Anthony Mann) el paisaje es mito y personaje principal. Para el recuerdo la escena en que los bandidos asaltan a Said e Ikram; un plano tan lejano que me hizo pensar en la pelea entre Gregory Peck y Charlton Heston en ‘Horizontes de grandeza’ (1958, William Wyler).

El tono de extrañeza recuerda ‘El tiroteo’ (1966, Monte Hellman).

Hay mística en sus fotogramas.

Quizás, como en ‘Los límites del control’ (2009, Jim Jarmusch), el secreto esté en imaginar.

Imaginar un cine en que vehículos destartalados cruzan un desierto del tamaño de la vida. La carretera de arena lleva quizás a ningún sitio –a todas partes–. Para hacer ameno el recorrido, el copiloto cuenta historias cuyo aliento espiritual envuelve a los viajeros. Historias de esfuerzo y redención; historias de un pueblo que podría ser todos los pueblos.

‘Mimosas’ no es perfecta; la carga de Shakib y Ahmed desluce en mi opinión el desenlace. Con sus defectos y virtudes, ‘Mimosas’ se inscribe en una veta de cine diferente y necesario. Vivir para contar. Y en estos tiempos descreídos, contar para creer.
Servadac
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