Película coral que retrata las miserias del universo masculino a través de diversas e irregulares historias en clave de peculiar tragicomedia. De todos los episodios destaca el brillantemente protagonizado por Ricardo Darín y Luis Tosar.
Como cualquier película de varios personajes se resiente de la arriesgada apuesta por no centrar la trama en una historia concreta, con la consiguiente indefinición que ello supone. Algunas situaciones no acaban de enlazar con el conjunto final y es de resaltar que los toques cómicos en ocasiones no acaban de ser redondos.
Sin embargo, nadie le puede negar a su esforzado realizador el mérito de haber construido un acertado retrato de las neuras masculinas pasados los siempre peligrosos 40. Tal vez la visión pueda parecer hasta nihilista, pero cualquiera sabe que la realidad no está muy alejada de las situaciones descritas en "Una pistola en cada mano". De las mujeres destaca el papel realizado por Candela Peña, siempre solvente ante la cámara dentro de un tono actoral más que elevado.
Lástima de guión que no acaba de explotar de forma definitiva

El protagonista de esta película es un puro desastre: todo en su vida va en dirección contraria y cada acción del sujeto no hace sino empeorar las cosas. La peculiaridad de "Todas las Mujeres" es que su itinerario se nos muestra a través de diversas mujeres: se amante, su ex-novia, su cuñada, su madre y una psicóloga.
En definitiva una cinta de las flaquezas masculinas diseccionadas por cinco mujeres de muy diversa condición y hasta poco relacionadas entre sí. Como planteamiento es altamente interesante y el desarrollo de Mariano Barroso merece elogiarse con sinceridad. Es una de esas películas en las que todo diálogo tiene un sentido, cualquier situación se integra de forma coherente en la historia, los personajes que aparecen en pantalla son tan creíbles que uno no puede dejar de prestar atención......ni dejar de reconocerse aunque sea remotamente.
Eduard Fernández está extraordinario como el canta mañanas que tanto daño hace pero que en el fondo tanta compasión nos inspira; puede tratarse sin ningún problema del premio Goya a la mejor interpretación. Méritos no le faltan. Y por descontado que sus acompañantes femeninas no le van a la zaga en sus breves pero indispensables cometidos.
Altamente recomendable

"El Cuerpo" propone al espectador un juego de intriga. En un ambiente claustrofóbico unos personajes muestran los confusos acontecimientos que siguen a la desaparición de un cadáver en el Anatómico Forense. Hay interrogatorios, flash-backs que nos suministrando la información de forma progresiva y asumidamente incompleta.
La cinta avanza con soltura y consigue plenamente su objetivo: entretener y crear una atmósfera intrigante. Como ocurre en este tipo de películas lo verosímil a veces se escapa a la sucesión de acontecimientos y su final rocambolesco no deja indiferente al reverlar el "juego" al que ha sido sometido el inquieto espectador al que se le han dado pistas, pero omitido datos esenciales como en todo final sorprendente que se precie.
Sin duda, el cine hispano está necesitado de películas de género como ésta, capaz de dar entretenimiento en un tiempo razonable de metraje. Y hay que destacar el trabajo de los actores, todos ellos correctos en sus roles, en especial un Coronado lastrado por el absurdo peinado impuesto y que demuestra de nuevo la solvencia ganada con el paso de los años.

Pocas películas consiguen captar tanto un ambiente como esta excelente película de Scola. El comienzo ya nos sitúa casi físicamente en en una casa romana dominada por la sombra del fascismo. Es un hogar patriarcal en el que el hombre y los hijos lo son todo. Un universo viril y discriminatorio con la mujer.

En el piso de alado un personaje extraño, aislado, casi marginal que tiene un delito inadmisible para la época: es homosexual. Entre la sumisa esposa y el periodista solitario surge una complicidad, un deseo de comprensión mutua en la inmensa soledad de su existencia. Son dos seres trágicos que terminan necesitándose cuandodo todo lo que les rodea en el exterior es muy lúgubre y trágico, aunque revestido de pompa institucional y euforia exterior.

Scola recrea la angustia de estos dos desclasados de forma concisa, sin tapujos de ningún tipo, dando lugar a uno de los más increibles romances que ha conocido la historia del cine. Y la pareja Mastroianni-Loren consigue algunos de los mejores momentos interpretativos jamás vistos.

la gran sorpresa de los Oscar de 1981. En esa edición se impuso en el Óscar a la mejor película contra todo pronóstico. El tiempo ha jugado a favor de ella: su pulcritud sigue siendo su mejor baza. No es infrecuente que las realizaciones muy cuidadas se concentres más en los aspectos formales y dejen de lado el desarrollo de los personajes.
Pero "Carros de fuego" mantiene el interés porque sus corredores no son meros soldados de plomo; en su búsqueda del triunfo subyace los motivos últimos de tal empeño y ello de traduce en unos protagonistas de carne y hueso, muy bien caracterizados por actores algo desconocidos pero no por ello menos excelentes. Su banda sonora ha pasado por méritos propios a la historia, quizá nunca una cinta se ha mantenido tan dependiente de la música que la acompaña
Es una cinta entretenida, por momentos excelente y en la su pretendido aire de profundidad no supone merma alguna en el acabado final: forma y fondo se conjugan de manera sorprendente